Apasionada/Apasionante: Rosa Barba

por Luis Lama

Esta exposición, curada por José Carlos Mariátegui, es una coproducción entre el MALI, proyectoamil y el apoyo de la Filmoteca PUCP y Alta Tecnología Andina – ATA. Nuestra conversación con ella, sus apasionadas respuestas resumidas a continuación, es una elucubración con matices filosóficos en torno al cine. Rompamos las barreras entre el cine y el video arte. ¿Cuál es la diferencia entre ambos más allá del material usado? Tu trabajas con celuloide lo que da una cualidad especial a tu trabajo, pero he visto algunas obras tuyas con un lenguaje de video que en cierto modo rememora al Nam June Paik de los 60.  

En mis instalaciones, exploro el cine y su capacidad de ser, simultáneamente, un medio inmaterial (la luz) que transporta información y un material físico (el proyector) con propiedades escultóricas. La categoría de lo que es una película se expande más allá de los componentes literales de la tira de celuloide, del proyector a través del cual pasa o la imagen proyectada en una pantalla. Cada elemento se convierte en un punto de partida para una forma de arte que amplía la idea tradicional que tenemos del cine. Mi trabajo adopta un enfoque conceptual que considera al cine en un sentido arquitectónico, como un instrumento donde el entorno, la pantalla y la proyección pueden combinarse. Se crea de esta manera una dimensión anárquica que desestabiliza la antigua jerarquía de los componentes del cine, liberándolos de sus usos originales y permitiéndoles interactuar de maneras nuevas e imprevistas.

En este siglo muchos performers y video artistas han derivado a hacer cine para el mainstream: Matthew Barney, Shirin Neshatt y Sam Taylor-Wood, que es la más comercial de todos.  James Rosenfeld en cambio utiliza el lenguaje del cine para hacer una video instalación en “Manifesto”.  Tú sigues un camino distinto al de los mencionados…

En mi trabajo, la puesta en escena y la performance buscan crear un entorno donde la realidad y la ficción puedan entrelazarse. Interrogo a la industria del cine con respecto a diversas formas de representación, como el gesto, el género, la información y la documentación, sacándolos de sus contextos convencionales, remodelándolos y representándolos de nuevo. De esta manera, experimento con formas basadas en el tiempo del cine, en objetos escultóricos o en el espacio. Es un proceso en constante evolución.

Cuando terminaste tus estudios en Cologne viniste a exponer a Lima en 2002. Desde entonces has estado en contacto con nuestro país, visitando los Andes y haciendo entrevistas para tu película. ¿Cuál ha sido el resultado de esos encuentros?

En 2002, tuve una de mis primeras exposiciones individuales en la Sala Luis Miro-Quesada Garland, lo que inició mi larga conexión con el Perú. Durante un tiempo viajé por todo el país, y en 2018 regresé nuevamente para estudiar y filmar las comunidades y los territorios afectados por la disminución de los glaciares de los Andes. Mi filmación aérea de las montañas y desiertos peruanos actúa como una forma de leer el paisaje creando un tapiz que cuenta una historia fuera de las limitaciones de la progresión lineal.

La opción de filmar en celuloide de 35 mm “Estados agregados de las materias” (2019) es propia de las grandes películas, debido a su costo hoy se considera más “democrático” grabar en digital.

Se trata de una filmación en los Andes que aborda el impacto del cambio climático en áreas remotas. En esencia, la película gira en torno a la idea binaria entre naturaleza y cultura. Es un discurso contemporáneo sobre el medio ambiente y sus complejas capas basadas en enfoques científicos, filosóficos, espirituales y culturales.

Desde hace más de 20 años filmo principalmente con película analógica. Las estrategias y motivos que empleé en esa película se han convertido en los rasgos de mi práctica artística, desde lo técnico (trabajar con celuloide y componer una banda sonora abstracta, con sonidos circundantes existentes); a lo metodológico: el uso de actores no profesionales, actuaciones sin guion, pero con diálogos, y combinando siempre realidad y ficción.

 El largo poema que manipula la organización espacial (2014),  filmado en  16 mm y presentado con el proyector inclinado en 45 grados origina una imagen en forma de diamante. Es una cinta de gran impacto que puede agobiar al espectador por la rápida sucesión de imágenes y sonidos. Su proyección es hipnótica y la considero una perfecto ejemplo de cómo utilizas tus herramientas como escultura y cómo logras romper con un lenguaje tradicional.

En esta pieza, integro muchos de los hilos que recorren mi práctica: el cambio entre la imagen fílmica y el aparato que la produce, el umbral donde se construye y colapsa el lenguaje, la preocupación por el color, como registro paralelo de significación, y la activación del sonido como un lugar clave de significado, incluso en su ausencia.

Tejedores ( Weavers) (2021) es un pieza extraordinaria porque, al igual que muchas otras de tus esculturas, a partir del celuloide -un material histórico, casi en extinción- creas una especie de cinetismo contemporáneo.

Cuando me invitaron a la Residencia Calder, en Saché, Francia, aprendí la tradición de tejido de esta área y comencé a crear pantallas tejidas utilizando películas hechas con filtros de colores y, a veces, texto, entrelazados en una superficie. La pieza es película, pantalla y escultura al mismo tiempo.

Una de las limitaciones del cine-video arte es el tiempo. A diferencia de una película que tiene un argumento, en el campo del arte no suele tener una narración y el público le dedica muy poco tiempo a su apreciación. Esta limitación hace que videos o películas muy largas que se exhiben en los Museos no sean vistas en su totalidad.  Es una tendencia que he visto en América Latina pero también en museos de Estados Unidos y Europa.

Necesitamos crear un obras conceptuales, donde el tiempo vuelva a tener espacio. Estos trabajos pudieran permitirnos volvernos a sentir cómodos con el paso del tiempo frente a una obra de arte.

En nuestros días la aproximación a los videos se ha ampliado por la multiplicidad de canales digitales en la red. YouTube, Vimeo, etc. ¿Cómo avizoras el futuro?

A medida que el mundo se vuelve visualmente más controlado por una fuerte fuerza didáctica, es importante mantener abiertas nuevas opciones, porque el espectador suele dejarse guiar por la oferta a su alcance. Mi objetivo es cuestionar ese espacio al que se obliga al consumidor a entrar. Con mi investigación me gustaría contribuir a pensar – dentro del cine, el arte y la filosofía- sobre el significado de un espacio anárquico. No se trataría de un manual técnico, sino reflexivo, que puede contribuir al trabajo de profesionales en diferentes disciplinas y comunidades.

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