Voto electrónico: modernidad que conlleva desconfianza

por Eduardo Bruce Montes de Oca

por Eduardo Bruce Montes de Oca

Rol del voto electrónico y riesgos en el Perú

Algunas personas que apoyan la digitalización consideran que el voto electrónico podría representar una solución integral en los procesos electorales, resaltando ventajas como la obtención inmediata de resultados, la ausencia de votos nulos y la supuesta neutralidad tecnológica. Sin embargo, en el contexto actual y, especialmente en el Perú, prevalece la desconfianza ciudadana; por ello, resulta poco realista esperar que la población se sienta cómoda con la idea de que una computadora determine los resultados electorales.

La ONPE y el Congreso han implementado el voto electrónico para peruanos en el exterior, así como para miembros de la Policía y de las Fuerzas Armadas, lo cual representa más del 3 % del electorado. Considerando que las últimas elecciones presidenciales fueron definidas por márgenes mínimos —como los obtenidos por PPK y Castillo (apenas 0,25 %)—, este escenario podría generar controversia. El especialista Erick Iriarte ha advertido sobre esta situación.  Resulta relevante atender a su llamado.

Tenemos fresca en la memoria la gran crisis política desatada en 2021, cuando el fujimorismo denunció fraude tras la victoria de Pedro Castillo con apenas 0,25 % de ventaja. A esa grita se sumaron muchos actores sociales, en parte por el temor que despertaba la posibilidad de una presidencia filocomunista en el Perú. Algo similar, aunque con menor intensidad, ocurrió en 2016 con el triunfo de PPK.

Hoy, una ley habilitante permite a la ONPE usar el voto electrónico para los más de 2 millones de ciudadanos que viven en el exterior (3 %) y para las Fuerzas Armadas y Policiales (0,6 %). No hay que ser adivino para prever que esos votos electrónicos podrían provocar una crisis de confianza sobre el resultado electoral.

¿Por qué se ha autorizado el uso del voto electrónico?

El alto índice de ausentismo de los peruanos en el exterior ha sido el principal catalizador. Las grandes distancias entre los consulados peruanos y el lugar de residencia de nuestros compatriotas son la principal causa de ese ausentismo. Ahora, el voto podría emitirse de manera remota desde casa. El argumento es válido, pero insuficiente frente al bien mayor de preservar la credibilidad de los resultados electorales. Sí, podrán participar más votantes de la comunidad peruana en el extranjero, pero al costo de introducir un elemento de potencial controversia en el resultado final.

Los seres humanos tendemos a creer en aquello que entendemos y comprendemos. Sin necesidad de ser expertos, todos sabemos que el conteo manual de votos es seguro y transparente. En cambio, en el plano electrónico, donde se debe confiar en que una computadora registre y cuente adecuadamente, surge la incredulidad. Los muy tecnificados en informática podrán afirmar que un sistema bien hecho y auditado es a prueba de errores, pero difícilmente el ciudadano común, que no entiende de tecnología, confiará. Esto no es un problema exclusivo de países en desarrollo como el nuestro; ocurre en todo el mundo. Basta ver el ejemplo de Estados Unidos, en el cual el voto electrónico ha desaparecido, como veremos más adelante.

Como resolvieron el tema de la confianza en el voto en Estados Unidos

En Estados Unidos no existe un sistema de votación único a nivel nacional. Cada condado define su propio sistema y elige la tecnología que considera más adecuada. Desde 1960 se han usado los siguientes sistemas:

  1. Totalmente manual. Cada votante llena la cédula y, al cierre, se hace el cómputo a mano, tal como ocurre mayoritariamente hoy en el Perú.
  2. Mecánico. Mediante máquinas complejas, el votante perforaba tarjetas que luego eran leídas por una máquina tabuladora. Este sistema cayó en desuso hacia 2010.
  3. Voto electrónico puro. El votante introduce su voto mediante botones o teclado, el que se almacena en un registro digital; los programas computacionales generan los totales. Es el sistema que la ONPE busca implementar para los peruanos en el exterior en las elecciones de 2026.
  4. Escaneo óptico (híbrido). Una combinación del sistema manual y el voto electrónico. Lo describiremos más adelante. Es el sistema que hoy impera.

En el gráfico mostrado se observa que el sistema mecánico tuvo su auge en los años ochenta, pero perdió vigencia, en especial porque fue protagonista del polémico recuento fallido en Florida durante la elección de George Bush. El cómputo totalmente manual, mayoritario en los sesenta (80 %), ha ido desapareciendo paulatinamente hasta representar hoy apenas el 5 % de los electores. Quien reina actualmente es el escaneo óptico (sistema híbrido), que surgió en los ochenta y ha evolucionado hasta cubrir hoy alrededor del 95 % de los votantes.

¿En qué consiste ese sistema híbrido? Se trata de un dispositivo de escaneo y tabulación de boletas. Los electores marcan a mano las papeletas, e introducen manualmente su voto en el escáner.

El dispositivo escanea la boleta, interpreta las marcas del votante y comunica cualquier problema que requiera atención directamente al votante a través de una pantalla LCD.

Después de que los votantes insertan sus papeletas marcadas, tendrán la oportunidad de revisar cualquier posible marca incorrecta que necesite atención. Cuando el votante da el conforme, se arrastra la papeleta mediante un alimentador motorizado y la deposita en una urna integrada.

En resumen, el votante llena a mano su boleta, y esta queda almacenada para cualquier conteo o reconteo manual. La fidelidad de su voto es verificable puesto el mismo ve en la pantalla el sentido de su voto antes de ser añadido. Es un sistema que tiene las ventajas de que la boleta es llenada a mano por los votantes, y se usa con transparencia la velocidad de proceso de tecnología digital. Es un sistema híbrido; junta las virtudes del voto manual y el electrónico, sin las desventajas que cada uno conlleva.

Que pasa en otras partes del mundo

En algunos países como Brasil, Venezuela, India y Estonia se utiliza un sistema totalmente electrónico. Estados Unidos y Canadá emplean un sistema híbrido. Otros países han tenido experiencias con el voto electrónico; por ejemplo, en Alemania y Holanda fue declarado inconstitucional o descartado debido a preocupaciones sobre las garantías. Noruega también lo implementó en algún momento, pero posteriormente lo eliminó por motivos similares.

Salvo estas excepciones, ningún país —por más avanzado e informatizadas que estén sus instituciones públicas o privadas— ha sustituido por completo el voto en papel: siempre se mantiene un sistema manual o híbrido para el recojo y cómputo de los votos. Esto incluye incluso los casos de sufragio en el exterior, salvo contadísimas excepciones que están ampliamente supervisadas.

Hay que meterle materia gris al tema

Nuestra frágil democracia no puede darse el lujo de generar más desconfianza en el sistema electoral que tenemos, y eso es precisamente lo que ocurrirá si seguimos adelante con el polémico plan de permitir que nuestros compatriotas en el exterior voten por Internet, creando así un manto de duda sobre la validez de esos sufragios.

Si entendemos que el problema de fondo es la baja participación, primero debemos explorar otras opciones. Por ejemplo, hoy en día las mesas electorales se instalan en dependencias consulares de nuestro país, pero éstas no existen en número ni en una distribución geográfica suficiente para estar al alcance de todos nuestros compatriotas.

Podría evaluarse la instalación de mesas itinerantes en los núcleos donde habitan peruanos en el extranjero. Otra alternativa es contratar los servicios de notarios —o sus equivalentes según cada país— para que actúen como una suerte de mesas de votación. Para diseñar este esquema, cada oficina consular podría realizar un proceso de consulta a los peruanos inscritos en su jurisdicción.

También debería revisarse el marco legal que obliga a los funcionarios consulares a trasladar físicamente las actas electorales al centro de cómputo. Con la tecnología actual es posible enviar documentos de manera electrónica de forma segura, rápida y a bajo costo, evitando traslados de personal que resultan caros en tiempo y dinero. 

Termino dando un ejemplo de lo que la inventiva puede ofrecernos. En esta imagen vemos lo que serían cabinas secretas de votación que, según entiendo, funcionan en Colombia. En lugar de armar una estructura en la que el votante ingresa completamente, se utilizan cajas con un visor superior, de modo que el ciudadano puede ver cómo registra su voto introduciendo las manos en una abertura ubicada en la base. El resultado: la misma confidencialidad, pero con ahorro de costos y espacio. Este es el tipo de innovaciones que debemos promover, en lugar de iniciativas que terminan haciendo más daño que beneficio.

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