Cuando los Beatles cantan, el mundo se detiene y escucha, sobre todo si estamos en el epílogo de un año convulso y es una urgencia adormecer el ruido coyuntural. Con apoyo de la Inteligencia Artificial, el nuevo mesías, no solo se pudo extraer la voz de John Lennon de Now And Then, íntima canción que grabó en 1977, tres años antes de su muerte. También fue el puente para ponerle fecha de caducidad, el último 2 de noviembre, a esa fantasía de ver juntos otra vez al cuarteto de Liverpool, escena completada, a través de un lacrimógeno videoclip, con Paul McCartney, Ringo Starr y hasta el extinto George Harrison. Este aterrizaje musical impulsó innumerables buceos retrospectivos, que oscilaron entre la aprobación y el rechazo en distintas latitudes. Y Perú, por supuesto, no fue la excepción.
Dosis de nostalgia
“Para mí la canción Now and then es como la gran mayoría de los temas de los Beatles. Es una linda melodía, una linda canción, una linda composición, una letra muy emotiva”, señaló Edmundo Delgado (Grupo Amigos), músico, productor, ingeniero de sonido, pero por encima de eso un beatlemaniaco que dirige desde hace 34 años el espectáculo ‘Un día en la vida’, donde tributa a los Fab Four como lo harán esta vez los próximos 7, 8 y 9 de diciembre en el Teatro Peruano Japonés. Lo acompañarán Tavo Castillo (Frágil) y jóvenes promesas como Carlo André Oliden, Jeremy Castillo y Alejandro Iturrizaga. Este último, respectivamente, coincidió con el efecto epidérmico: “Es una canción que se siente a flor de piel. He visto las reacciones de la gente. Hubo lágrimas, mucha carga emotiva”.
Este producto setentero fue presentado en público en 1994 cuando Yoko Ono, viuda de Lennon, decidió dárselo, relegando así viejas rencillas, a McCartney. Sin embargo, no pudo ver la luz, como si pasó con otras canciones como Free as a Bird y Real Love, en esa vitrina llamada The Beatles Anthology porque en esos años del viejo milenio era imposible desarticular la voz y el ruido. La tecnología todavía estaba en etapa embrionaria. Así no quedó más que dilatar esa expectativa por escuchar la última fórmula del vocalista de cabello desordenado y lentes redondos. Es decir, su despedida definitiva.
Y, como parte de esos giros que embriagan a la superstición, este conflicto se fue resolviendo progresivamente en la segunda década de este siglo, con apoyo de Peter Jackson, hasta oficializar el estreno en un año marcado por las guerras: 2023. Con esto, pusieron nuevamente en la palestra a los Beatles para, con una letra íntima y con aires de acertijo –la duda está en torno a la dedicatoria: en el cassete decía “Para Paul”–, tratar de reiniciar la paz. Al menos por cuatro minutos con nueve segundos, lo que dura la canción.
“Esta revolución tecnológica y con Peter Jackson como gestor principal de este milagro, se ha limpiado la voz de Lennon de una manera tan espectacular que es como si lo estuvieras escuchando ahorita, como si lo hubiese grabado recién”, cuenta conmovido Deniss Carranza, líder y tecladista de Beatbang, banda peruana que también rinde culto a los británicos. El grupo lo completan Iván Mindreau (batería), David Durand (guitarra y voz), Giussepe Rivas (guitarra y voz) y Daniel Reátegui (bajo, piano y voz principal).
¿Luces y sombras?
Now and Then, sin embargo, no se ha deslizado sin ningún contratiempo. Algunos cambios han provocado escozor en un sector de los beatlemaniacos.
Uno de ellos, aunque en baja intensidad, es Duran, de Beatbang. Señaló que “no se incluyeron ciertos pasajes de la canción que en el demo original sí está”. Asimismo, indicó que “hay otros cambios de acordes que Lennon tenía en el demo y que en esta versión no lo han incluido”.
Algo similar apuntó Iturrizaga, de ‘Un día en la vida’: “Ha habido muchas críticas, por quitarle por ejemplo una parte importante del demo a la canción”, aunque recordó que esto ya había pasado anteriormente “con Real Love”. En su radiografía apunta que la crisis se agigantó además por “el tema de la globalización, de las redes sociales”. “Pero yo creo que es una canción de los Beatles y que deberíamos respetar este regalo que nos han dado”, complementó. “¿Quiénes somos para decirles cómo deben hacer sus canciones?”, se autopreguntó, tajante.
El valor de la vigencia
Pese a estas inquietudes, el denomidador común es nítido: la matriz de la beatlemanía es indestructible.
Tavo Castillo, de Un día en la vida, nos rebela que empezó a escuchar al cuarteto desde los siete años. “Para mí fue como si se me hubiera abierto otro mundo. Y casi a todos nos ha pasado lo mismo. Es un amor hacia esta banda que realmente es un ícono universal”. Su compañero de banda, Carlos André, se respaldó en el pasado para traducir este estado de sublimidad. “Tuve la suerte de asistir al segundo concierto de Paul (McCartney) con mi hermano mayor. Fue increíble. La música tiene esa posibilidad de abrir puertas hacia generaciones”.
Todos desarrollaron una sintonía inmediata con esa banda que nació en 1963. Así lo confirma, por ejemplo, David, de Beatbang. “Lo escuché por primera vez en julio de 2002. Mi vida cambió por completo. En el jirón Quilca, del Centro de Lima, compré mi primera colección. Su música la tengo en mi subconsciente”. Giuseppe, su colega hace eco también de esta relación. Comenta que a sus 9 años unos tíos le mostraron el Disco azul (al que lo completa el Disco rojo).
Irreverentes, innovadores, inmortales. Los Beatles son de un orden superior. Así Now and then sea la última canción del cuarteto, los beatlemaniacos siempre están ahí para perpetuar a una banda irrepetible. O quién sabe. La genialidad nunca avisa. Hay que “estar atentos”. como dice Edmundo Delgado.