La acción de Amazon.com experimentó una subida de más del 1,5 % en las operaciones previas del mercado, tras conocerse reportes que indican que OpenAI, creadora de ChatGPT, se encuentra en conversaciones avanzadas para invertir más de 10 mil millones de dólares en Amazon, según fuentes de CNBC. De concretarse, este movimiento consolidaría aún más los lazos entre ambos gigantes tecnológicos e implicaría también el uso de chips desarrollados por Amazon, ampliando su presencia en el competitivo y estratégico mercado de hardware para inteligencia artificial (IA).
Este potencial acuerdo es solo la más reciente muestra de cómo las líneas entre los grandes jugadores del ecosistema de IA —Microsoft, Nvidia y Amazon— se han vuelto cada vez más borrosas. Lejos de concentrar su capital en una sola empresa o tecnología, estas compañías han optado por diversificar agresivamente sus inversiones estratégicas.
OpenAI, que ya ha recibido una inyección de 13 mil millones de dólares por parte de Microsoft, ha sido solo una pieza del tablero. Su rival Anthropic, desarrolladora del modelo Claude, ha captado también miles de millones en financiamiento, principalmente de Amazon, pero también recientemente de Microsoft y Nvidia. De hecho, Microsoft anunció una inversión adicional de 5 mil millones de dólares en Anthropic, mientras que Nvidia planea invertir hasta 10 mil millones más, una clara señal de que los pesos pesados de la industria no están apostando a un solo caballo.
Esta carrera de inversiones refleja un cambio importante en la lógica del capital de riesgo: ya no se trata de “unicornios” valorados en mil millones, sino de empresas emergentes en IA que atraen fondos de decenas de miles de millones, en tiempo récord. Anthropic, por ejemplo, está posicionada estratégicamente para competir de igual a igual con OpenAI: mientras esta última domina el mercado de usuarios individuales, Anthropic ya cuenta con cerca de 300.000 clientes corporativos activos, un activo valiosísimo con miras a una futura oferta pública (IPO).
China acelera su propio ecosistema de IA y semiconductores
En paralelo, mientras en Silicon Valley se definen alianzas estratégicas, en China se están gestando retadores emergentes para Nvidia. En la Bolsa de Shanghái, el fabricante de semiconductores MetaX tuvo un debut bursátil explosivo: sus acciones se dispararon casi 700 %, recaudando aproximadamente 600 millones de dólares. Aunque la cifra palidece frente al flujo de caja de Nvidia, marca un punto de partida simbólico en el intento de China por desarrollar una cadena de suministro autónoma en semiconductores para IA.
Otro actor emergente, Moore Threads, recaudó 1.100 millones de dólares poco antes, en un gesto cargado de simbolismo: su nombre hace referencia a la Ley de Moore, el principio enunciado por Gordon Moore (cofundador de Intel) sobre el crecimiento exponencial del poder de procesamiento. Este guiño no es casual: China está decidida a crear una industria nacional capaz de competir tecnológicamente y reducir su dependencia de firmas estadounidenses como Nvidia.
Los recientes estrenos bursátiles y levantamientos de capital en el sector de chips reflejan el respaldo del Estado chino a estas iniciativas. Con restricciones cada vez más fuertes por parte de EE.UU. en cuanto a exportaciones de chips avanzados a China, empresas como MetaX y Moore Threads no solo se presentan como promesas de crecimiento, sino como fichas estratégicas en una guerra fría tecnológica por la supremacía en inteligencia artificial y procesamiento de datos.
Panorama global en reconfiguración
El mensaje de fondo es claro: la carrera por dominar el hardware y software de la inteligencia artificial no tiene un solo ganador, y los gigantes tecnológicos están colocando fichas en múltiples tableros, mientras nuevos jugadores emergen con fuerza, sobre todo desde Asia. La posibilidad de que OpenAI invierta fuertemente en Amazon y utilice sus chips muestra cómo las alianzas también son tácticas para construir ecosistemas propios frente a una competencia feroz.
En ese escenario, Nvidia, líder indiscutible en chips para IA, comienza a sentir la presión no solo desde Estados Unidos, donde competidores como AMD se fortalecen, sino también desde China, que busca activamente reemplazar la tecnología estadounidense por opciones locales.
Para los inversionistas globales, el mensaje es doble: por un lado, el mercado de IA aún no ha tocado techo y sigue atrayendo capital a niveles récord; por otro, la fragmentación geopolítica y tecnológica empieza a generar nuevas dinámicas de competencia, en las que no solo importa tener el mejor producto, sino también el respaldo estratégico e institucional para sobrevivir en un entorno cada vez más volátil.
Dirk Friczewsky – analista de ActivTrades.
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