El recorte de tasas de la Reserva Federal impulsó ayer a los principales índices de Wall Street hasta colocarlos a un paso de sus máximos históricos. El Dow Jones avanzó 1,05% hasta 48.047 puntos, el S&P 500 subió 0,67% hasta 6.886 puntos y el Nasdaq 100 ganó 0,42% para cerrar en 25.776 puntos.
Pero la euforia duró poco.
Durante la mañana, los futuros estadounidenses amanecieron en rojo: el Dow mini llegó a caer más de 200 puntos, mientras que el Nasdaq mini retrocedía 300 puntos, marcando el tono de una sesión de corrección tras la “fiesta” del día anterior.
La Fed recorta tasas, pero el mensaje para 2026 decepciona
La Reserva Federal redujo su rango de tasas de 3,75%–4,00% a 3,50%–3,75%, tal como anticipaba el mercado.
El problema no fue la decisión, sino el nuevo cuadro de proyecciones del FOMC.
Comparado con la actualización de septiembre, el panorama para 2026 luce menos optimista:
- Crecimiento del PIB: baja de 2,3% a 1,8%
- Desempleo: se mantiene en 4,4%
- Inflación: sube de 2,4% a 2,6%
- Inflación subyacente: de 2,5% a 2,6%
- Tasa de referencia estimada: sin cambios, 3,4%
El mensaje implícito es claro: no hay mucho margen para recortes de tasas en 2026.
El mercado esperaba señales de relajación más contundentes; en cambio, recibió un cuadro de inflación más persistente y de crecimiento debilitado.
En Washington, esto tiene lectura política inmediata: Donald Trump no oculta su molestia con Jerome Powell y apunta ya a un relevo en la presidencia de la Fed cuando finalice su mandato.
La Fed ya opera en modo expansivo, aunque nadie lo diga abiertamente
Más allá de los recortes de tasas, hay un dato que está pasando desapercibido:
la Reserva Federal ha vuelto a una política expansiva de facto.
La Fed anunció que comprará US$ 40.000 millones mensuales en bonos del Tesoro a partir del 12 de diciembre. Es un movimiento contundente, señal de que algo en el mercado de deuda requiere intervención inmediata.
El objetivo declarado es abaratar las refinanciaciones de corto plazo, pero el significado real es más profundo:
- Los costos de financiamiento de EE.UU. se han encarecido tanto por las tasas altas,
- que el propio Tesoro enfrenta un riesgo creciente de estrangulamiento por intereses.
La compra de bonos por parte de la Fed es, entonces, un rescate indirecto del gobierno federal, que busca contener una bomba de refinanciamiento que podría fracturar la estabilidad fiscal.
Conclusión
Tras un día de euforia, el mercado despertó a la realidad:
la Fed recortó tasas, pero no ofreció el alivio que Wall Street esperaba para 2026.
Y, entre líneas, su retorno a la compra de bonos revela tensiones más profundas en el sistema financiero estadounidense.
Dirk Friczewsky – analista de ActivTrades.
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