La campaña hacia los comicios del 12 de abril de 2026 inicia marcada por pólvora. En apenas 72 horas, tres ataques armados –uno frustrado, uno mortal y uno dirigido a un candidato presidencial– evidencian que la política transita por un territorio capturado por mafias, extorsionadores y redes criminales. La violencia, que desborda las calles, se ha instalado ahora en el corazón del proceso electoral, convirtiendo cada desplazamiento en un acto de riesgo. Mientras el gobierno anuncia medidas, los disparos se adelantan a cualquier promesa oficial. Con 268 homicidios desde que José Jerí asumió la presidencia, la campaña no empieza: sobrevive.
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