Después de años de ausencia, el ballet ruso vuelve a pisar un escenario peruano y lo hace con uno de sus talismanes: “El Cascanueces”, clásico infalible de diciembre. La cita será el 13 y 14 de diciembre en La Cúpula de las Artes, en una producción de Prodartes que trae al país a una dupla difícil de reunir incluso en grandes capitales: Alexander Volchkov, Primer Bailarín del Teatro Bolshói, y Mariia Tamilova, figura del Ballet Yuri Grigorovich.
En el universo del ballet académico, el rango de Volchkov habla por sí solo. Ser Primer Bailarín del Bolshói —institución que elige a sus solistas entre miles de aspirantes— implica habitar la cima: exigencia técnica absoluta, carisma escénico y capacidad para sostener los roles más demandantes del repertorio clásico. A su lado, Tamilova aporta la solidez de la escuela Grigorovich, heredera directa de una tradición que se mantiene rigurosa incluso en tiempos de aceleración cultural. Juntos, ofrecen algo poco habitual en nuestra cartelera: un encuentro entre dos linajes del ballet ruso que, por una vez, no requiere pasaporte.
La obra, basada en el cuento de E.T.A. Hoffmann y bordada por la música inmortal de Tchaikovsky, es un rito navideño que sobrevive cada año por su mezcla de fantasía, nostalgia e imaginación coreográfica: copos de nieve que se vuelven personajes, juguetes que despiertan en plena noche, reinos que abren sus puertas como si la infancia fuera un territorio al que siempre se puede regresar.
Estrenado en 1892 en el Teatro Mariinsky, “El Cascanueces” es hoy una tradición mundial, pero pocas veces llega al Perú interpretado por una compañía de linaje ruso y encabezada por solistas de este calibre. Razón suficiente para convertir estas funciones en más que un espectáculo navideño: un recordatorio de que la belleza, a veces, regresa sin previo aviso.
Entradas disponibles en Teleticket.