El precandidato presidencial Mario Vizcarra volvió a sacudir el escenario político tras adelantar que, de llegar al Gobierno, impulsaría la legalización del consumo de drogas, el reconocimiento pleno de los derechos de la comunidad LGBTI y la despenalización del aborto en todas sus causales. Sus declaraciones, vertidas en el programa La verdad a fondo, conducido por Pedro Salinas, marcaron una línea clara de contraste con el discurso conservador que domina hoy el Parlamento.
La exposición de sus propuestas ocurre en un momento en que el país atraviesa una intensa discusión sobre libertades individuales, mientras iniciativas legislativas buscan restringir derechos, reforzar prohibiciones y fortalecer un modelo moralista desde el Estado. Vizcarra, lejos de ese enfoque, se presenta como un candidato dispuesto a tensionar el debate.
¿Por qué Mario Vizcarra propone legalizar drogas en el Perú?
Durante la entrevista, el precandidato afirmó que el país necesita un enfoque moderno y no punitivo respecto al consumo de sustancias. Señaló que la prohibición total no ha reducido la violencia ni debilitado al narcotráfico, y aseguró que la regulación podría ofrecer un camino más efectivo para controlar riesgos sanitarios y frenar economías ilegales.
Vizcarra fue más lejos que otros políticos al indicar que “legalizaría la cocaína”, bajo un modelo regulado por el Estado. Según su postura, el Perú mantiene una “sensibilidad excesiva” por presiones de sectores ultraconservadores que se resisten a abrir este debate, pese a que modelos comparados muestran resultados positivos en reducción de violencia.
El planteamiento apunta directamente a uno de los tabúes más sensibles en la agenda pública. Vizcarra sostiene que un Estado moderno no puede seguir anclado a políticas de criminalización, sino que debe analizar experiencias internacionales en las que la legalización ha permitido reducir muertes, sobrecostos carcelarios y negocios ilegales.
Aborto: “La decisión es de la mujer, no del Estado”
Otro de los puntos más relevantes fue su respaldo a la autonomía de la mujer para decidir sobre un embarazo, incluso en los casos más complejos. Para Vizcarra, la interrupción del embarazo debe ser un derecho y no una excepción condicionada por causales en el Código Penal.
“Es una decisión íntima que compete únicamente a la mujer”, enfatizó, marcando distancia de los grupos que impulsan restricciones desde el Congreso. Subrayó que el Estado no debe imponer criterios morales, sino garantizar que las mujeres tengan acceso seguro y legal a servicios de salud reproductiva.
La pregunta que se abre es clave:
¿Qué impacto tendría en la política peruana una propuesta de aborto libre?
Según especialistas, significaría uno de los cambios más profundos en décadas, especialmente en un país donde las bancadas conservadoras mantienen bloqueado el debate parlamentario.
Vizcarra indicó que su postura es personal, pero que un eventual Gobierno suyo tendría la obligación de impulsar un debate nacional con base científica y con respeto a los derechos fundamentales.
Derechos LGBTI: un Estado que no imponga moral privada
En otro momento, el precandidato criticó el avance de proyectos de ley que buscan limitar derechos LGBTI, incluyendo iniciativas que restringen la identidad de género y las expresiones públicas de la diversidad.
“No entiendo por qué grupos políticos quieren interferir en la vida privada de las personas”, dijo. Enfatizó que el Estado debe proteger la igualdad, no imponer creencias religiosas o morales.
Para Vizcarra, la discusión LGBTI exige seriedad, políticas antidiscriminatorias y reconocimiento pleno de derechos civiles. Sus declaraciones se dan en un contexto donde el Congreso ha impulsado normas que diversos colectivos consideran regresivas.
El precandidato remarcó que un país democrático no puede tolerar que minorías políticas pretendan definir cómo deben vivir otros ciudadanos. Para él, el desafío de un futuro Gobierno es construir un Estado laico, inclusivo y no persecutorio.
Un discurso que busca diferenciarse en la campaña
Con estas declaraciones, Mario Vizcarra se posiciona como una figura que intenta romper con la inercia política tradicional. Mientras varios candidatos han apostado por discursos conservadores, Vizcarra busca capitalizar el respaldo de sectores jóvenes, urbanos y liberales que exigen mayor reconocimiento de derechos individuales.
Entre las preguntas políticas que abre este mensaje están:
¿logrará Vizcarra convertir estas propuestas en una bandera electoral sólida?,
¿o enfrentará resistencia dentro de su propio partido y entre votantes indecisos?
Lo cierto es que su postura ya genera reacciones en todo el espectro político. Algunos lo acusan de “provocador”, mientras otros lo consideran el primer postulante que plantea sin ambigüedades temas que el Perú ha evitado durante décadas.
Un giro en la conversación pública
Vizcarra afirmó que sus propuestas no buscan generar conflicto, sino provocar una discusión honesta en un país donde estos temas suelen evadirse por cálculo político. “No es confrontación, es respeto a la libertad del ciudadano”, dijo.
Al cierre de la entrevista, remarcó que sus planteamientos apuntan a renovar el rol del Estado, al que definió como un garante de derechos y no como un vigilante de la moral ajena. Reiteró que el Perú necesita abrir el debate sobre drogas, derechos reproductivos y libertades civiles, temas que —según él— se han postergado por temor a enfrentarse a grupos de presión.