El expresidente Pedro Castillo utilizó una comparación histórica para defenderse durante sus últimas palabras en el juicio oral que enfrenta por el golpe de Estado del 7 de diciembre de 2022. Desde la Sala Penal Especial de la Corte Suprema, evocó la ejecución del inca Atahualpa para argumentar que, al igual que el gobernante indígena que entregó cuartos de plata y oro a los españoles sin lograr recuperar su libertad, él también estaría siendo privado de ella por motivos ajenos a la justicia.
“Vengo de esa región que, históricamente, desde la conquista… Atahualpa para su rescate, no hay otro lugar en el mundo, sino que en Cajamarca, que se ha pagado el precio más caro de la libertad. Dos cuartos de plata y uno de oro y nunca tuvo libertad. Y conmigo no descarto esa posibilidad”, afirmó.
La referencia histórica remite a noviembre de 1532, cuando Francisco Pizarro capturó a Atahualpa en Cajamarca. Pese a que los incas cumplieron con llenar dos habitaciones con plata y una con oro como rescate, el gobernante fue ejecutado ante el temor de una rebelión indígena.
La defensa de Castillo
En su intervención, Castillo presentó una defensa centrada en su figura personal. Aseguró ser un “presidente de la República secuestrado” y sostuvo que el proceso judicial en su contra estaría “diseñado para destruirlo”. También señaló que es juzgado por su “origen rural” y no por hechos delictivos.
“Estoy acá no porque me juzgan por actos delictivos, sino por mis orígenes, mi sombrero. Cuánto me hubiese gustado venir con mi sombrero el día de hoy. Quise venir desde el 4 de marzo”, manifestó.
El exmandatario reiteró que su mensaje a la Nación del 7 de diciembre de 2022 —en el que anunció la disolución del Congreso, la reorganización del sistema de justicia y un toque de queda— no constituyó un golpe de Estado, sino un “discurso político” motivado por un “clamor popular”.
“Me culpan de un golpe de Estado solo por leer una hoja, pero he encontrado la realidad de que esto (la Constitución) sí es producto de un golpe. La realidad lo dice a gritos”, declaró levantando un ejemplar de la Carta Magna.
Versión de los hechos
Castillo brindó su propio recuento de la mañana en que ocurrió el quiebre institucional. Dijo que a las 4 a. m. recibió un mensaje de WhatsApp indicando que el Congreso ya tenía “un tema zanjado” respecto a su vacancia. Afirmó que convocó a ministros mediante un chat del “gabinete bicentenario” para coordinar la estrategia.
Según su versión, nadie le ordenó ejecutar la decisión que anunció al país: “Estoy convencido de que no tenían los votos. ‘Sabe qué, voy a dar un discurso político’”, afirmó. También dijo que la entonces primera ministra, Betssy Chávez, acudió al despacho sin conocer lo que ocurriría.
“Necesito la prensa, sí o sí”, aseguró haber indicado previo al mensaje televisado.
Defensa de sus exministros
Castillo reiteró que los exministros Aníbal Torres, Betssy Chávez y Willy Huerta —procesados como coautores— “nada tuvieron que ver” con la decisión anunciada aquel 7 de diciembre. Asumió la “responsabilidad netamente personal” y pidió a la Corte Suprema no una absolución, sino que “se haga justicia”.
La Sala Penal Especial debe emitir en los próximos días la sentencia por el caso de rebelión y conspiración, uno de los procesos más relevantes derivados de la crisis política de 2022.