Un padrón de hace 14 años que resurge en plena carrera electoral
A meses de las elecciones internas para definir las candidaturas al nuevo Congreso bicameral, un reporte periodístico volvió a poner bajo la lupa a las organizaciones políticas del país. La investigación, elaborada por Perú21, reveló que 26 precandidatos inscritos en diversos partidos figuran en el padrón presentado por el Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef) —considerado el brazo político de Sendero Luminoso— ante el Jurado Nacional de Elecciones en 2011.
La pregunta clave que emerge es inmediata: ¿cómo lograron pasar estos nombres los filtros internos de las organizaciones políticas? La presencia de estos aspirantes dentro de siete partidos distintos no solo expone fallas sistemáticas en los procesos de verificación, sino que también reabre el debate sobre la infiltración ideológica en momentos cruciales para el país.
El padrón corresponde al expediente con el que el Movadef intentó, sin éxito, inscribirse como partido político. Diversas instituciones lo identificaron entonces como la plataforma legal del grupo terrorista que más víctimas ha dejado en el Perú. Que un documento archivado hace más de una década resurja con tanta fuerza en 2025 es, en sí mismo, un síntoma de precariedad institucional.
Perú Libre y APP acumulan la mayor cantidad de casos
El informe periodístico señala que Perú Libre, partido del prófugo Vladimir Cerrón, concentra nueve precandidatos cuyos nombres coinciden con el padrón del Movadef. En respuesta, la vocera Kelly Portalatino remarcó que la coincidencia de nombres no implica culpabilidad.
“No podemos ir en contra de la inocencia de cada ciudadano peruano”, aseguró, marcando distancia de cualquier prejuzgamiento.
El caso abre otra pregunta clave:
¿Debe un partido político permitir la postulación de personas cuya identidad aparece en documentos vinculados a organizaciones extremistas, aun si no existe una sentencia judicial?
En segunda línea está Alianza para el Progreso (APP), con siete precandidatos señalados. Eduardo Salhuana, legislador y figura visible de la agrupación, reconoció fallas:
“No estamos actuando bien, hay que corregir eso”, admitió, adelantando que APP revisará sus filtros.
Este reconocimiento público pone en evidencia que los mecanismos internos de selección no solo son insuficientes, sino potencialmente riesgosos en un contexto en el que el Congreso bicameral requiere perfiles con legitimidad reforzada.
Fuerza Popular rechaza cualquier vínculo y pide depuración inmediata
Por su parte, Fuerza Popular aparece con dos nombres. El congresista Ernesto Bustamante fue categórico:
“Cómo vamos a tener en Fuerza Popular candidatos del Movadef”, declaró, calificando al movimiento como antidemocrático.
Pero Bustamante fue más allá al insistir en un criterio de depuración:
“Si no es un error, debe ser separado de la nómina”.
Esto abre otro punto de discusión:
¿Son suficientes las declaraciones políticas o se requiere la creación de un mecanismo independiente que audite los antecedentes ideológicos de todos los precandidatos?
La controversia no solo expone tensiones internas, sino un temor transversal: la posibilidad real de que operadores cercanos a una organización proscrita puedan llegar al Parlamento bicameral si no se toman acciones inmediatas.
Otros partidos anuncian revisiones internas caso por caso
Las agrupaciones Perú Primero, Podemos Perú, Juntos por el Perú y Venceremos también figuran con al menos un nombre cada una.
En todos los casos, han anunciado que revisarán individualmente los perfiles. La coincidencia de discursos en este punto no oculta una verdad evidente: ningún partido estaba preparado para enfrentar el impacto público del informe.
Los analistas coinciden en que este episodio expone un problema estructural de origen, pues los expedientes de precandidatos se revisan más desde la formalidad administrativa que desde los riesgos de seguridad democrática.
A ello se suma un escenario crítico:
¿Los partidos priorizan llenar sus planchas antes que evaluar rigurosamente a quienes pretenden llevar al Congreso?
La respuesta, a la luz del reporte, parece evidente.
Un síntoma de fragilidad institucional en el camino hacia el bicameralismo
El padrón del Movadef presentado en 2011 —y que hoy vuelve a escena— fue un documento clave en la frustrada inscripción del movimiento ante el JNE. En aquella oportunidad, diversas entidades del Estado lo identificaron como una fachada legal de una organización terrorista.
Hoy, catorce años después, el hallazgo reabre interrogantes sobre la capacidad del sistema político para blindar al proceso electoral frente a infiltraciones ideológicas o administrativas. La coincidencia de nombres no constituye delito, pero sí una alerta.
Lo que está en juego trasciende la coyuntura:
¿Puede el país permitirse una elección bicameral sin un control exhaustivo de perfiles?
Las cifras, los testimonios y las respuestas de los partidos indican que, por ahora, el sistema sigue dependiendo de la prensa y no de sus propios mecanismos para evitar riesgos.