El 21 de noviembre se cumplieron cien años de la muerte de Juan Parra del Riego, el poeta huancaíno que falleció a los 30 años en Montevideo, víctima de tuberculosis. Su vida fue breve, pero su obra marcó una época. Admirador de Rubén Darío y José Santos Chocano, Parra modernizó el lenguaje poético con una voz fresca, vital y adelantada a su tiempo. En el Perú es recordado por los círculos literarios, aunque todavía poco conocido por el público general; en Uruguay, en cambio, una plazoleta y una calle llevan su nombre.
Para conmemorar el centenario de su fallecimiento, el Centro Cultural Juan Parra del Riego, fundado en 1990 por su sobrina Gloria Recavarren Parra del Riego, abrió sus puertas en Barranco como espacio de encuentro y lectura. Allí, familiares, poetas y admiradores evocaron la figura del autor de Canto a Barranco –poema con el que ganó los Juegos Florales de ese distrito en 1913–, considerado una de las voces más innovadoras de comienzos del siglo XX.

La iniciativa de conmemorar al poeta estuvo a cargo de Gloria María Solari, sobrina nieta del poeta, quien recuerda que su madre “siempre nos leía los versos del tío Juan, con una emoción que parecía haberlo conocido”. En torno a Parra del Riego se teje una historia familiar literaria: su hermana Mercedes se casó con Percy Gibson Moller, poeta arequipeño del grupo Colónida junto a Abraham Valdelomar y Federico More; su hermano Domingo integró la célebre Bohemia de Trujillo, donde coincidió con César Vallejo y Haya de la Torre. De hecho, fue Juan Parra quien bautizó a aquel grupo con el nombre con que hoy se le recuerda, al publicar en Lima la crónica La Bohemia de Trujillo en la publicación Balnearios.
Parra del Riego emprendió pronto el camino del viajero. Publicó en Variedades y Balnearios, entrevistó a Gabriela Mistral en Chile –en un texto visionario titulado La maestra rural–, y más tarde se estableció en Uruguay, donde se vinculó con la vanguardia rioplatense. Su célebre poema Polirritmo dinámico a Gradín, jugador de football celebra el vértigo del deporte moderno con una musicalidad inédita, prueba de su fascinación por la velocidad, el progreso y los nuevos ritmos de su tiempo.

Murió en 1925, a los seis días del nacimiento de su hijo con la poetisa Blanca Luz Brum, quien difundió su obra en América Latina. En el Perú, su poesía se reeditó recién en 1944, y más recientemente ha sido recuperada por Valentino Gianuzzi y otros estudiosos. “Parra fue un adelantado –dice el investigador Jorge Kishimoto–. Su lenguaje sigue siendo moderno, dinámico y sorprendentemente actual”.
A cien años de su partida, la figura de Juan Parra del Riego regresa al lugar donde empezó todo: Barranco. Poeta de vanguardia, viajero y soñador, su palabra –tan joven, tan viva– vuelve a resonar con la misma energía con que cantó hace un siglo: “Yo te ofrezco Barranco, pueblo mío, / grande y bueno como una bendición; que hoy impones el ímpetu bravío de tu bella y triunfal evolución”.


