Durante las primeras semanas de su mandato, José Jerí apostó por un mensaje único y contundente: la lucha contra la delincuencia. Era lo que la calle pedía escuchar y lo que el país, tras el desgaste del último bienio, necesitaba sentir. Las encuestas lo respaldaron: la aprobación presidencial creció apoyada en una narrativa de orden y presencia.
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