Plaza grande, Torero Grande

Roca Rey festejó sus 10 años de alternativa encerrándose con 6 toros en Acho. Salió a hombros en una tarde histórica con el letrero de "No hay billetes".

por Edgar Mandujano

Escribe Jaime de Rivero

Los aficionados vivimos una gran tarde en Acho, con los tendidos llenos hasta la bandera en un ambiente de fervor que hace mucho tiempo no se vivía en Lima. Que uno de los nuestros sea el numero uno y mandón absoluto no estuvo en los sueños más ambiciosos y delirantes de ningún aficionado, en cinco siglos de historia taurina. Por eso, todos los que fuimos, celebramos como propios los diez años de Andrés en la cima, haciendo de aquella tarde una auténtica fiesta.

Como es habitual, Roca Rey estuvo por encima de sus adversarios mostrando una madurez y solvencia consustanciales a la gran figura que es. Saldó el compromiso saliendo a hombros, con una actuación llena de entrega en la que impuso su técnica, valor y verdad. Los toros no lograron satisfacer las enormes expectativas que había generado la gesta. Los astados, que cumplieron en edad y presentación, dieron juego diverso primando la sosería y poca trasmisión. Destacaron los lidiados en 2° y 5° de Núñez de Cuvillo. 

El que abrió plaza de Domingo Hernández, no colaboró en los primeros tercios, buscando la querencia de toriles. Se dio dos volteretas que lo mermaron. En la muleta se aplomó en la segunda serie, Andrés tiró de él para lograr muletazos despacio por abajo, pero sin mayor trasmisión. Silencio.

El segundo fue un bravo ejemplar de Núñez del Cuvillo al que Roca Rey exprimió aprovechando que humillaba con recorrido. El quite fue por tafalleras y otros pases con el capote a la espalda. El inicio de faena fue clavado en los medios con cambiados por la espalda de rodillas, continuando con las series de derechazos y el de pecho, a un toro que solo veía muleta.  Por naturales hizo lo propio, y un par de ellos fueron una auténtica estampa. Ya en cercanías, le bajó la muleta sacándole pases por abajo, incluyendo circulares y adornos ajustados. Faena rotunda de un privilegiado. Un golpe de autoridad que no capitalizó con la espada. Estocada arriba y dos descabellos le permitieron recibir la primera oreja de la tarde.

El tercero de Paiján fue un manso que siempre buscó las tablas. Los picadores lo dejaron crudo y el propio Andrés lo cuidó en todo momento. El toro humillaba con calidad, pero traía poca fuerza y raza, terminó rajándose. Pinchazo y estocada. Palmas.

La mejor lidia de la tarde y de la feria, la hizo Andrés con el cuarto, con el hierro de Núñez del Cuvillo, que protestaba, calamocheaba y cortaba sus embestidas.  Andrés lo cuidó y sobó para meterlo en la pelea, inventándose una faena que sólo existía en su cabeza. De a pocos, lo hizo repetir, dejándolo a su aire, pero también atacándolo cuando se quedaba corto. Tras el toreo fundamental, optó por el de cercanías para así encajarle una serie completa por el pitón derecho, aprovechando la clase y embestida lenta que el animal ofrecía. Faena de lidia y poder que no pudo rubricar a plenitud con la espada. Dejó la estocada arriba, pero el toro tardó mucho en doblar, reduciendo todo a una oreja.

El quinto fue un cuvillo colorado que tardó en fijarse como sus hermanos. El inicio de faena de Roca Rey fue colosal, toreándolo de rodillas en los medios, llevándolo por abajo derechazos, incluso luciendo su dominio con una arrucina también de rodillas. Las tandas por el pitón derecho fueron ligadas y logradas. Una buena faena a un toro noble que colaboró y al que terminó toreando muy despacio, con muletazos y circulares de buena factura. Pinchazo arriba para luego dejar la espada envasada, cortando una merecida oreja.  

Vulnerando el reglamento, la autoridad cambió al sexto por soso y huidizo, condiciones que no ameritan cambio de toro. En reemplazo del Domingo Hernández, saltó un sobrero de Paiján sin respetar el orden de la pizarra, que como su hermano manseó varias veces durante la lidia, rehuyendo la pelea. Con la muleta, Roca Rey logró sacarle unas series relevantes, pero sin que el animal se entregue.  Silencio.

LOS PREMIOS DE LA FERIA

El jurado oficial decidió otorgar el Escapulario de Oro a Sebastián Castella por la faena al toro “Saleroso“ de la ganadería Paijan, que también fue galardonado con el Escapulario de Plata, como el más bravo de la feria.

La Peña Taurina El Puntillazo otorgó la Puntilla de Plata al matador de toros Andrés Roca Rey, por la lidia de “Madrilito” de Núñez del Cuvillo, corrido en 4° lugar el 2 de noviembre, premio que se otorga a la mejor lidia dependiendo de las condiciones del toro.

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