La madrugada del miércoles 5 de noviembre, la violencia urbana volvió a ensañarse con San Martín de Porres (SMP). Dos hombres fueron asesinados a balazos cerca de la muralla de Chuquitanta, en un hecho que la Policía Nacional investiga como un doble homicidio por ajuste de cuentas.
Los cuerpos, hallados maniatados y con signos de tortura, fueron encontrados por efectivos del Serenazgo y peritos de criminalística en un descampado sin alumbrado, una escena ya tristemente familiar para los vecinos del sector. En el lugar se hallaron más de diez casquillos de bala, evidencia de una ejecución directa.
Zona de miedo: Chuquitanta, foco del crimen en Lima Norte
El área conocida como la muralla de Chuquitanta se ubica en los límites de San Martín de Porres y Los Olivos, y en los últimos meses se ha convertido en un punto de ejecución utilizado por bandas criminales que operan en Lima Norte.
De acuerdo con el registro de la comisaría local, en lo que va del último mes se han reportado seis asesinatos en este mismo sector, todos con características similares: víctimas atadas, heridas de bala y abandono del cuerpo en la zona de la muralla.
El 3 de noviembre, apenas dos días antes del reciente ataque, fue hallado otro cadáver con signos de tortura, mientras que el 8 de octubre tres jóvenes —dos hermanos de 15 años y otro de 18— fueron acribillados con más de 20 disparos en un descampado cercano.
¿Por qué la muralla de Chuquitanta se ha convertido en escenario de ejecuciones?
Según fuentes policiales, la zona ofrece condiciones ideales para el crimen: escasa iluminación, ausencia de cámaras de seguridad y baja presencia de patrullaje, factores que facilitan los ajustes de cuentas sin testigos.
Detalles del crimen y las primeras hipótesis
El doble homicidio fue reportado a las 2:30 de la madrugada, cuando los vecinos escucharon gritos de auxilio y detonaciones. Según testimonios recogidos por América Noticias, las víctimas habrían sido trasladadas en una mototaxi, cuyo conductor sería el responsable o cómplice del ataque.
Una de las víctimas fue hallada en posición fetal, lo que sugiere que fue ejecutada en el mismo punto. Ninguno portaba documentos de identidad, lo que ha dificultado la labor de identificación. Peritos del Ministerio Público y de la Dirincri recogieron evidencias y trasladaron los cuerpos a la morgue central.
Fuentes de la investigación no descartan que los hombres sean de nacionalidad venezolana, de acuerdo con sus características físicas, aunque dicha hipótesis aún no ha sido confirmada oficialmente.
“Todo apunta a una ejecución planificada. Los disparos fueron precisos, las víctimas estaban reducidas y no hay señales de robo”, señaló una fuente policial a Caretas.
Sicariato y crimen organizado: el patrón se repite
Los investigadores sostienen que el modus operandi observado en Chuquitanta —traslado previo, tortura y abandono del cuerpo— responde a la dinámica de las bandas de sicarios y extorsionadores que operan en el norte de Lima.
Estas organizaciones, conformadas en su mayoría por delincuentes extranjeros y locales, compiten por el control de actividades ilícitas como el cobro de cupos, el microtráfico de drogas y el tráfico de terrenos.
¿Qué relación existe entre estos crímenes y las mafias locales?
Investigadores de la Dirincri advierten que varias de las víctimas recientes tenían antecedentes policiales o vínculos con pandillas en Puente Piedra y Los Olivos, lo que refuerza la hipótesis de una guerra territorial entre bandas.
Reacción de las autoridades y vecinos
La Comisaría de Pro asumió la investigación del caso, mientras la División de Homicidios de la Dirincri revisa las cámaras de seguridad cercanas y busca identificar la mototaxi implicada.
Hasta el momento no hay detenidos ni sospechosos plenamente identificados, pero la policía no descarta que el crimen esté vinculado a los asesinatos previos en el mismo sector.
Vecinos de Chuquitanta denunciaron que la falta de patrullaje y alumbrado público ha permitido que los sicarios utilicen la zona como “campo de ejecución”.
“Cada semana hay un muerto más. Aquí ya nadie se atreve a salir de noche”, comentó un residente, que pidió anonimato por seguridad.
La Municipalidad de San Martín de Porres anunció que solicitará al Ministerio del Interior la instalación de cámaras de videovigilancia y la presencia de un puesto policial fijo en el área. Sin embargo, los vecinos se muestran escépticos ante la falta de acciones concretas.
Un distrito sitiado por el miedo
San Martín de Porres es hoy uno de los distritos más golpeados por el sicariato en Lima Norte. En lo que va del 2025, más de 40 homicidios se han registrado en su jurisdicción, la mayoría con características propias de crímenes por encargo.
Según reportes de la PNP, los distritos de San Martín de Porres, Independencia y Puente Piedra concentran casi el 30% de los asesinatos por sicariato en la capital.
La muralla de Chuquitanta se ha convertido, simbólicamente, en un epicentro de la impunidad: un muro que divide la ciudad, pero que también separa la presencia del Estado del avance del crimen organizado.
Lima Norte: un espejo del colapso urbano
El reciente asesinato de dos hombres en Chuquitanta no es un hecho aislado, sino una muestra del colapso de la seguridad ciudadana en Lima Norte. Mientras las autoridades anuncian nuevos planes, la población convive con el miedo diario y la sensación de que el Estado ha cedido terreno frente al crimen.
La Policía Nacional y la Fiscalía tienen ahora la tarea de identificar a las víctimas y desarticular a los responsables, en un contexto donde el sicariato y la extorsión marcan el pulso del crimen urbano en la capital peruana.