El shutdown del gobierno estadounidense no solo mantiene a la economía de EE.UU. bajo presión, sino que también ha impactado directamente en el trabajo de la Reserva Federal (Fed). Aunque el banco central dispone de sus propias fuentes de información, buena parte de los datos oficiales que suelen alimentar sus decisiones no se han publicado.
Entre los datos ausentes figuran los informes del Bureau of Labor Statistics (BLS), las solicitudes semanales de subsidio por desempleo y los indicadores de ventas minoristas. Incluso las cifras de inflación al consumidor (CPI) de septiembre, originalmente previstas para el 15 de octubre, fueron aplazadas hasta el 24 de octubre y se publicarán de forma incompleta debido a la interrupción de varias encuestas oficiales.
Esto significa que los nuevos datos inflacionarios serán menos precisos, aunque ello no debería afectar el resultado del próximo FOMC (Comité Federal de Mercado Abierto), que se reunirá el 29 de octubre.
Mercados anticipan un recorte de tasas casi asegurado
El consenso del mercado es claro: el FOMC reducirá el rango de tasas en 25 puntos básicos, una medida que los futuros de fondos federales ya descuentan con una probabilidad cercana al 99%.
Además, los operadores anticipan otro recorte el 10 de diciembre, con una probabilidad del 92%, lo que situaría el rango objetivo entre 3,50% y 3,75% hacia fin de año.
Una política más laxa representaría un alivio significativo para el Tesoro de EE.UU., al abaratar los costos de refinanciamiento de su creciente deuda pública. Cada punto de reducción reduce de inmediato la carga financiera del Estado y mejora las condiciones de liquidez en el sistema.
¿Seguirá la Fed reduciendo su balance?
El otro gran interrogante es qué hará la Fed con su balance general, que ha sido objeto de una lenta contracción desde 2022.
En abril de 2022, los activos totales del banco central alcanzaban 8,96 billones de dólares, tras años de expansión cuantitativa iniciados en la crisis financiera global. Antes de 2008, el balance no superaba el billón de dólares.
Desde entonces, la Fed ha iniciado un proceso de reducción (quantitative tightening), llevando su balance a 6,59 billones de dólares al 20 de octubre de 2025.
Aunque en comparación con el tamaño del PIB estadounidense —29,1 billones de dólares en 2024— el nivel no luce alarmante frente a economías como la eurozona o Japón, se trata del mayor peso relativo desde la Segunda Guerra Mundial.
Entre congelar y continuar
El mercado observa con atención si la Fed mantendrá la contracción o congelará el proceso cerca del nivel actual.
Si la entidad opta por nuevos recortes de tasas en 2026, continuar reduciendo su balance podría resultar contradictorio: inyectar liquidez por una vía mientras se retira por otra.
Por ahora, la probabilidad apunta a una pausa técnica en la reducción del balance, al menos hasta que el ciclo de flexibilización monetaria se defina con claridad.
En otras palabras, la Fed podría bajar las tasas, pero no su balance.
Dirk Friczewsky – analista de ActivTrades.
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