Por Ion Jauregui– analista de ActivTrades.
La revolución de la inteligencia artificial (IA) podría enfrentar su límite más inesperado: la energía. Según Apollo Global Management Inc. (NYSE: APO), el sistema energético global actual no está en condiciones de sostener el ritmo de crecimiento de la IA, ni siquiera dentro de una generación.
En una reciente entrevista, Dave Stangis, director de sostenibilidad de Apollo, advirtió que “la demanda energética que requiere la IA supera con creces la capacidad de generación y transmisión de la red eléctrica mundial”. Lejos de ser alarmista, su advertencia subraya una realidad que los mercados comienzan a internalizar: el futuro digital podría depender más del precio del petróleo y de la infraestructura eléctrica que de los chips de Nvidia.
Análisis fundamental: el nuevo desequilibrio energético
Los centros de datos que alimentan la IA consumen hoy alrededor del 4% de la electricidad mundial, y esa cifra podría duplicarse hacia 2030, según la Agencia Internacional de Energía (AIE). Sin embargo, la inversión en generación y transmisión no crece al mismo ritmo, generando un déficit estructural de oferta.
En bolsa, los gigantes tecnológicos —Nvidia, Microsoft, Alphabet y Amazon— siguen siendo los motores del Nasdaq, pero su crecimiento intensivo en energía podría presionar los márgenes si continúan subiendo los costos eléctricos.
Por el contrario, las empresas energéticas emergen como los beneficiarios indirectos de esta revolución. Compañías como ExxonMobil (NYSE: XOM) y Chevron (NYSE: CVX) presentan balances sólidos, flujos de caja estables y atractivas políticas de dividendos, cotizando con ratios P/E cercanos a 12x, muy por debajo de los del sector tecnológico.
El Brent se mantiene alrededor de 88 dólares por barril, sostenido por la demanda global y los recortes de producción de la OPEP+, mientras las firmas energéticas se benefician de precios firmes y de la expansión de la capacidad eléctrica tradicional y renovable.
Análisis técnico: rotación silenciosa hacia la energía
En el gráfico diario, Apollo Global Management muestra una tendencia bajista de largo plazo. Tras resistir de forma consistente la zona de 120 dólares, el título cerró la jornada anterior en 123,05 dólares, aún por debajo de la media móvil de 50 días, desde que la nueva tendencia bajista se consolidó el 2 de octubre.
Si el precio logra romper la zona de 125 dólares, podría producirse una recuperación hacia el punto de control en torno a 132 dólares, nivel donde ha oscilado desde marzo.
El RSI, en 41,21%, indica condiciones de sobreventa, mientras que el MACD mantiene un sesgo bajista, aunque con un histograma que entra en terreno positivo, señal de consolidación o presión compradora incipiente.
Según el ActivTrades US Market Pulse, el entorno de riesgo se mantiene neutral tras varios días en territorio Risk Off, lo que había impulsado fuertes ventas hacia el cierre trimestral. El Nasdaq, en fase de corrección, arrastra a buena parte del sector tecnológico hacia una etapa de consolidación, mientras el sector energético gana tracción, respaldado por fundamentos sólidos y precios estables del crudo.
La IA redefine el mapa energético
El análisis de Apollo revela una tendencia profunda: la inteligencia artificial no solo redefine la productividad, sino también el mapa energético mundial.
El gran desafío ya no será crear modelos más inteligentes, sino generar la energía suficiente para sostenerlos. En esta ecuación, el capital parece girar del silicio hacia el petróleo y las redes eléctricas. Una nueva frontera tecnológica que, paradójicamente, dependerá de viejas fuentes de energía.
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