El poeta más universal del Perú acaba de ingresar al panteón de la Real Academia Española (RAE). Poesía reunida de César Vallejo fue presentada en Arequipa durante el X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), en una ceremonia que recordó que, a veces, la gloria literaria no entiende de geografías. Con este volumen, el país se convierte en el que más autores tiene en la colección conmemorativa de la RAE, por encima de España y Argentina.
La edición, realizada por la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), reúne toda la obra poética de Vallejo bajo la coordinación del académico y poeta Marco Martos, expresidente de la Academia Peruana de la Lengua. No es un detalle menor: Martos también participó en las ediciones de La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, y Los ríos profundos, de José María Arguedas. Un trío de oro.
Durante la presentación, el novelista Alonso Cueto se permitió una comparación que levantó cejas: “El Perú tiene ya tres escritores importantes entre las publicaciones conmemorativas de la RAE; más que Argentina con Borges y Cortázar, o España con Cervantes y Camilo José Cela”. El auditorio estalló en aplausos.

Un país de todas las letras
“Uno se pregunta por qué nuestro país, con tantos problemas en educación y en la difusión de la cultura, ha sido capaz de producir a estos escritores”, continuó Cueto, quien atribuyó ese talento a la raíz mestiza. “De alguna manera la literatura surge del contraste, del conflicto, de las tensiones entre culturas que conviven en un mismo territorio. Vargas Llosa lo llamó el país de las mil caras y Arguedas, el país de todas las sangres.”
Esa mezcla, sugiere Cueto, no solo produce conflictos sociales: también produce lenguaje. En el caso de Vallejo, lo transforma. “La presencia del quechua en su poesía, su gramática y su música interior hacen de él un poeta que va más allá del idioma”, dijo. “Por extraño, enigmático y vibrante, Vallejo se convierte en un gran compañero.”
El autor de Los heraldos negros y Trilce no solo escribió desde el dolor, sino desde una reinvención radical del castellano. “Alguien que escribe ‘Tahona estuosa de aquellos mis bizcochos; pura yema infantil innumerable, madre’, está yendo a una dimensión del lenguaje a la que no van los demás”, explicó Cueto. “Vallejo trasciende el idioma.”
El poeta total
El volumen Poesía reunida incluye Los heraldos negros (1918), Trilce (1922), Poemas humanos y Poemas en prosa (1931-1937), y España, aparta de mí este cáliz (1937). Martos y el editor español Carlos Domínguez optaron por respetar las ediciones originales y dejar fuera los poemas dispersos en revistas entre 1912 y 1918, los que Vallejo nunca consideró “acabados”.
“Confiamos más en Vallejo que en nadie”, dijo Martos desde Lima. “Nosotros decidimos incluir solo los libros que él publicó, tal como los concibió. Leer el libro que él tocó ya es mucho para nosotros.”
La edición incluye además textos críticos de Antenor Orrego, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Stephen M. Hart, Valentino Gianuzzi, Carlos Fernández, Ángel Esteban, Ana Luisa Ríos González y el propio Cueto. Orrego, mentor y amigo del poeta, reaparece con el célebre prólogo a Trilce, donde advirtió que Vallejo “está destrozando los muñecos de la retórica”.
Los guardianes del canon
El académico español Darío Villanueva, exdirector de la RAE, recordó que la colección conmemorativa —que comenzó en 2004— cuenta ya con 17 títulos. “La poesía tiene una presencia muy destacada, y no puede faltar Rubén Darío, una regalía del destino para nuestra lengua”, afirmó.
Villanueva trazó una línea invisible entre Darío, Lorca y Vallejo. “Rubén Darío transformó el lenguaje poético que estaba anquilosado. César Vallejo, heredero de Darío, fue el Rubén Darío de la lira enlutada.”
En esa genealogía, Vallejo ocupa un lugar solitario: el del poeta que convirtió la angustia en experimentación y el exilio en visión. Heredero del modernismo y contemporáneo de Lorca, fue también su espejo trágico: ambos vivieron la Guerra Civil española y murieron jóvenes, dejando un eco que aún resuena en el idioma.
Una tradición de ediciones peruanas
Para Martos, el hecho de que el Perú sea el país con más obras en esta serie no es casualidad. “Las decisiones sobre qué libros integran la colección se toman en los congresos de la ASALE, y los peruanos hemos sido muy bien considerados. Es algo que llena de alegría y orgullo.”
La primera edición conmemorativa peruana fue La ciudad y los perros (2012), que coincidió con el Nobel de Vargas Llosa. Luego vino Los ríos profundos (2023), presentada en el CILE de Cádiz, con participación de la familia Arguedas. Ambas contaron con la misma tríada de editores: Domínguez, Pilar Llull y Martos.
“Trabajar con Mario fue sencillo, porque revisaba cada detalle”, recordó Martos. “En cambio, con Arguedas, el proceso fue más largo: hubo que consensuar con los herederos y trabajar medio año hasta tener una edición definitiva.”
Ahora, con Poesía reunida de César Vallejo, esa continuidad adquiere forma de tradición editorial peruana dentro del mundo académico hispano. Tres autores, tres visiones del país, tres maneras de pensar el lenguaje.
El país de las mil voces
Entre las páginas del nuevo volumen de la RAE, Vallejo aparece con la fuerza de quien sigue descolocando. En tiempos donde las lenguas se empobrecen por la velocidad de la red, su verso sigue ardiendo.
Quizá por eso Cueto cerró su intervención con una idea que sintetiza el espíritu de la jornada: “La poesía de Vallejo no pertenece solo al Perú ni al castellano. Es una invención del dolor humano. Y en ese idioma, todos la entendemos.”