La madrugada del martes 7 de octubre, transportistas de San Juan de Lurigancho (SJL) mantuvieron bloqueada la avenida Próceres de la Independencia, a la altura de la estación Caja de Agua del Metro de Lima. Esto ocurrió pese al anuncio oficial del levantamiento del paro de transportistas realizado el día anterior por el Ejecutivo y gremios del sector.
Los manifestantes pertenecen a empresas como la Línea 51 y Las Flores, cuyos choferes y cobradores aseguran que los acuerdos alcanzados en Palacio de Gobierno no los representan. Según explicaron, la dirigencia que firmó el acta con la Presidencia del Consejo de Ministros no refleja las necesidades reales de quienes trabajan diariamente en las calles.
Rechazo a los acuerdos con el Ejecutivo
De acuerdo con los voceros, la decisión de continuar con la protesta responde a un profundo malestar por la falta de soluciones concretas frente a la extorsión, inseguridad y deudas que afectan al transporte urbano. “El paro continúa, porque nadie nos escucha”, sostuvo un conductor entrevistado en la zona.
El Ejecutivo, encabezado por el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Arana, había anunciado la instalación de una mesa técnica para abordar la problemática del transporte. Sin embargo, los choferes en SJL sostienen que no confían en los resultados de este diálogo y exigen medidas inmediatas para garantizar su seguridad en las rutas.
¿Por qué SJL se convierte en un punto de resistencia?
San Juan de Lurigancho, el distrito más poblado del Perú, concentra un alto número de líneas de transporte que movilizan a más de un millón de pasajeros diarios. El bloqueo de la avenida Próceres de la Independencia impactó directamente en miles de usuarios que dependen de esta ruta para llegar al centro de Lima o conectar con el Metro.
La protesta también refleja la fragmentación dentro del gremio: mientras un sector de los transportistas aceptó levantar la paralización tras la firma del acta con el Gobierno, otros se sienten marginados y aseguran que las decisiones se tomaron “a espaldas de la base trabajadora”.
Voces desde la protesta
En declaraciones a medios locales, uno de los voceros señaló: “El pueblo está afectado igual que nosotros. No se trata solo de choferes, sino de familias enteras que dependen de este servicio. Queremos que el Gobierno nos dé una respuesta real”.
La tensión en el distrito creció durante la noche del 6 y la madrugada del 7 de octubre, cuando unidades estacionadas en plena vía impidieron el tránsito vehicular. Usuarios del transporte público denunciaron demoras y aglomeraciones en estaciones del Metro de Lima, lo que evidencia la magnitud del impacto.
Próximos pasos y panorama incierto
El desafío ahora está en cómo el Gobierno hará cumplir el acuerdo con los gremios nacionales cuando en distritos como San Juan de Lurigancho persisten los bloqueos y la desconfianza hacia el diálogo oficial. La mesa técnica convocada para el 14 de octubre será una prueba crucial para determinar si realmente se logra consenso o si los sectores disidentes seguirán en pie de lucha.
La pregunta clave es: ¿podrá el Ejecutivo consolidar la unidad del gremio transportista o se profundizará la división en las calles?
La persistencia de bloqueos en SJL evidencia que el levantamiento del paro anunciado en Palacio de Gobierno no fue asumido por todos los sectores. Los choferes de líneas como la 51 y Las Flores han decidido prolongar la medida de fuerza, subrayando la crisis de representación gremial y la falta de confianza en las promesas oficiales. Mientras tanto, los ciudadanos siguen siendo los más afectados por una disputa que mantiene en vilo al transporte urbano en Lima.