La violencia volvió a estremecer al primer puerto. La noche del sábado 20 de septiembre, una combi de placa A8R-960 que cubría la ruta Surco–Callao fue interceptada y atacada por dos sicarios en motocicleta en la avenida Venezuela, a solo una cuadra del óvalo de La Perla. El ataque, ocurrido a plena calle y con pasajeros a bordo, dejó gravemente herido al cobrador de la unidad, quien fue trasladado de urgencia al Hospital Daniel Alcides Carrión.
Según testigos, los atacantes dispararon más de seis balazos contra el vehículo en marcha. El conductor y los pasajeros lograron protegerse, pero el cobrador recibió el impacto directo. El hecho se suma a una ola de atentados contra el transporte público chalaco, presuntamente ligados al cobro de cupos que imponen bandas criminales en la zona.
¿Cómo ocurrió el ataque?
El atentado se produjo poco después de las 9:00 p. m., en un tramo altamente transitado de la avenida Venezuela. Una motocicleta con dos ocupantes interceptó a la combi en movimiento y abrió fuego sin previo aviso.
Los pasajeros entraron en pánico y se tiraron al piso de la unidad. El conductor logró detenerse unos metros más adelante, mientras el cobrador caía malherido. “Fueron ráfagas, como si fuera una película. La gente gritaba, algunos niños lloraban”, relató una testigo que viajaba en el vehículo.
De inmediato, transeúntes auxiliaron al herido y lo trasladaron al hospital. Hasta el cierre de esta edición, su diagnóstico es reservado, mientras que el chofer resultó ileso pero quedó en estado de shock.
¿Por qué atacan a combis y choferes?
La hipótesis más fuerte que manejan las autoridades es que el ataque estaría vinculado al cobro de cupos, práctica mafiosa en la que organizaciones criminales exigen pagos a conductores y empresarios de transporte público a cambio de dejarlos operar.
En los últimos meses, el Callao y distritos vecinos como San Juan de Miraflores, Villa El Salvador y San Martín de Porres han reportado atentados similares: buses incendiados, choferes baleados y amenazas constantes contra empresas de transporte.
La Policía y los peritos de criminalística revisan las cámaras de seguridad de la zona para identificar a los atacantes y confirmar si se trata de un ajuste de cuentas por extorsión. Sin embargo, los vecinos denuncian que la impunidad es casi total y que los crímenes se multiplican sin que las autoridades logren contenerlos.
¿Qué dicen los vecinos del Callao?
La balacera generó indignación y miedo en la población chalaca. Residentes de La Perla sostienen que viven en permanente zozobra y abandono, al punto de considerar “normal” escuchar disparos en la calle.
“Ya no se puede salir de noche. Si no atacan combis, queman mototaxis o disparan a bodegas. Vivimos secuestrados por las mafias y nadie hace nada”, declaró un vecino de la zona.
Las denuncias ciudadanas apuntan a la falta de patrullaje y control policial, especialmente en avenidas principales como Venezuela y La Marina, que se han convertido en corredores inseguros pese a ser vías estratégicas de ingreso a Lima.
¿Qué acciones tomarán las autoridades?
Tras el atentado, agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) cercaron el área y recogieron casquillos de bala. El Ministerio Público abrió una investigación preliminar por el delito de tentativa de homicidio y sicariato.
La Municipalidad Provincial del Callao, por su parte, evitó pronunciarse en detalle sobre el caso, limitándose a señalar que se coordinarán medidas de seguridad con la PNP. Sin embargo, los gremios de transporte exigen una respuesta más firme.
“El transporte público está bajo amenaza. Queremos garantías para trabajar sin miedo a que nos maten”, expresó un representante de los choferes del Callao.
Contexto: una violencia que no da tregua
El Callao es hoy uno de los focos más críticos de violencia urbana en el Perú. De acuerdo con cifras policiales, en lo que va del 2025 se registran más de 200 asesinatos, la mayoría vinculados a extorsión, sicariato y narcotráfico.
El problema del cobro de cupos ha alcanzado a sectores como la construcción civil, bodegas, colegios privados y, de manera creciente, al transporte urbano. Los ataques contra combis y buses tienen como fin sembrar terror entre los conductores y obligarlos a pagar sumas semanales a las mafias que controlan rutas y paraderos.
Este nuevo atentado en La Perla refleja el nivel de penetración del crimen organizado en la vida diaria de los chalacos, quienes sienten que ni el gobierno central ni las autoridades locales han podido garantizarles seguridad.
La balacera contra la combi en La Perla es un recordatorio brutal de la crisis de inseguridad en el Callao. Mientras el cobrador lucha por su vida en el hospital, la población sigue atrapada en un escenario de violencia recurrente y sin solución visible.
El reto inmediato para las autoridades es desarticular las mafias del cobro de cupos, fortalecer el patrullaje y recuperar la confianza de la ciudadanía. Cada día que pasa sin resultados, los vecinos sienten más cerca la amenaza de convertirse en las próximas víctimas del sicariato.