La emblemática ruta hacia Machupicchu, una de las siete maravillas del mundo moderno, se encuentra nuevamente en el ojo de la tormenta. Este lunes, alrededor de 2,000 turistas permanecían varados en Aguas Calientes, tras los bloqueos de la vía férrea que conecta Ollantaytambo con Machupicchu Pueblo. La medida, producto de protestas locales, obligó a Ferrocarril Trasandino, concesionaria de la vía, a suspender el servicio ferroviario, dejando a cientos de visitantes sin poder cumplir sus itinerarios programados.
Impacto directo en los visitantes
Las imágenes difundidas por medios locales mostraron trenes detenidos durante horas. Un ciudadano mexicano de 65 años relató a RPP que, junto a su familia, permaneció en un vagón desde las 9:30 p.m. del domingo hasta las 4:30 a.m. del lunes, cuando finalmente llegaron a Cusco. La demora provocó que perdiera su tour a la Montaña de Siete Colores, otro de los destinos estrella de la región.
Casos como este reflejan el perjuicio económico y emocional que sufren turistas nacionales y extranjeros que habían planificado sus viajes con anticipación. Hoteles, guías de turismo y agencias locales también se ven afectados por la incertidumbre, en una temporada clave para el sector.
¿Qué está haciendo la Policía Nacional?
Frente a esta situación, la Policía Nacional del Perú (PNP) ha solicitado a las empresas ferroviarias retomar los traslados de turistas, asegurando que se brindará protección en la ruta. El jefe de la Región Policial Cusco, general Julio Becerra, informó que 100 agentes se encuentran desplegados en la zona, con la instrucción de detener a quienes insistan en bloquear la vía del tren.
Aunque esta mañana se formaron piquetes de manifestantes en diferentes puntos de la vía, la PNP confirmó que fueron retirados, lo que permitiría restablecer la circulación de trenes. Sin embargo, el servicio ferroviario todavía no se normaliza del todo, lo que mantiene la tensión en Aguas Calientes.
Turismo en riesgo y propuestas locales
La crisis en Machupicchu reaviva el debate sobre la gestión turística en el Valle Sagrado. El Gobierno Regional del Cusco y la Municipalidad de Urubamba han planteado la creación de una Autoridad Autónoma del Valle Sagrado, que centralice las decisiones estratégicas para garantizar un desarrollo sostenible del turismo.
Entre los temas en agenda se incluyen la revisión integral del boleto turístico, mejoras en el transporte ferroviario y la supervisión de compromisos como el futuro aeropuerto de Chinchero. El objetivo es evitar que hechos como los bloqueos recurrentes pongan en riesgo la imagen del Perú como destino seguro y atractivo.
Promoción internacional en contraste
Paradójicamente, mientras en Cusco se vive esta crisis, PromPerú lanzó por primera vez en Colombia la campaña “Peru Week”, una iniciativa que ofrece promociones en vuelos y paquetes turísticos hacia destinos como Lima, Cusco, Arequipa, Puno y Lambayeque. La campaña busca atraer más visitantes colombianos, un mercado que creció un 12 % entre enero y julio de 2025, con más de 105 mil viajeros.
Este contraste refleja el reto que enfrenta el país: mientras se invierten recursos en promoción internacional, la conflictividad interna y los bloqueos continúan siendo una amenaza para la sostenibilidad del turismo.
Pregunta clave
¿Cómo puede el Perú mantener su reputación internacional como destino seguro y organizado si los bloqueos y conflictos sociales siguen interrumpiendo el acceso a Machupicchu, su principal atractivo turístico?
El rol del sector privado
Además del Estado, el sector privado busca soluciones. Plataformas como Turbobeds ofrecen a las agencias tarifas exclusivas en más de 300,000 hoteles en todo el mundo, lo que fortalece la competitividad de los operadores. Asimismo, empresas de asistencia como Global Assist promueven capacitaciones para que los agentes de viajes brinden información clara y completa a sus clientes, generando confianza frente a imprevistos.
Estas iniciativas muestran cómo la industria turística trabaja para adaptarse a los desafíos, aunque poco puede hacer frente a la ausencia de soluciones estructurales en materia de conectividad y gestión de conflictos.
El varamiento de más de 2,000 turistas en Aguas Calientes es un recordatorio de la vulnerabilidad del turismo en Perú frente a protestas y bloqueos. Si bien las autoridades prometen resguardar la vía ferroviaria y garantizar el traslado de visitantes, el problema de fondo exige medidas de mayor alcance.
Cusco necesita un modelo de gestión turística sólido y autónomo que combine la protección del patrimonio con la atención a las demandas sociales. Solo así Machupicchu podrá seguir siendo un motor económico y cultural para el país, sin estar a merced de conflictos que afectan tanto a los visitantes como a las comunidades locales.