El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dejó abierta la posibilidad de una intervención militar en Venezuela en medio de la escalada de tensiones entre ambos países. Consultado el domingo por periodistas sobre un eventual derrocamiento del mandatario Nicolás Maduro, respondió: “Veremos qué pasa”.
El republicano también evitó descartar ataques directos contra territorio venezolano y justificó su postura asegurando que Caracas “está enviando pandilleros, narcotraficantes y drogas” a EE.UU., lo que calificó de “inaceptable”.
Las declaraciones de Trump ocurren en un contexto de mayor despliegue militar en el Caribe, donde Washington mantiene ocho buques de guerra y un submarino en una operación “antinarcóticos”. A ellos se sumaron cinco aeronaves F-35 de la Marina que llegaron a Puerto Rico, según informó la agencia EFE.
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En las últimas semanas, fuerzas estadounidenses interceptaron una embarcación con presuntos miembros del Tren de Aragua acusados de narcotráfico, y el destructor USS Jason Dunham detuvo otra nave con nueve tripulantes que Venezuela identificó como “pescadores humildes”. Caracas denunció que se trató de una “acción hostil e ilegal” en su zona económica exclusiva.
El presidente Maduro rechazó las acusaciones y acusó a Washington de buscar un “incidente” para justificar una escalada bélica. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, denunció además un aumento de los vuelos de inteligencia estadounidenses sobre territorio venezolano y advirtió de un “plan de amenaza militar e intervención” con el objetivo de desplazar a Maduro del poder.
Como respuesta, el gobierno venezolano ordenó la movilización de buques, milicianos y refuerzos militares en cinco regiones costeras. “Mientras ellos hacen operaciones psicológicas, nosotros estamos en máxima preparación”, afirmó Padrino.
La administración Trump mantiene desde 2020 una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Nicolás Maduro, a quien acusa de liderar el denominado “cartel de Los Soles”.