Han pasado más de dos décadas desde que Flor de María Maita Luna, exfiscal superior provisional de Tráfico Ilícito de Drogas, desapareció del radar judicial. En el 2002, el Poder Judicial dictó su detención preventiva por presuntamente ser parte de la maquinaria de corrupción de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Al año siguiente fue declarada reo contumaz. Desde entonces, se convirtió en un fantasma en la lista de los buscados.
Su captura, efectuada esta semana por la Policía Nacional, cierra un largo capítulo de clandestinidad y reactiva un proceso que parecía condenado al archivo de la memoria.
El sueldo del SIN
La acusación no es menor. Según la Fiscalía Suprema, Maita recibía mensualmente 2,500 soles del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) a cambio de “torcer la voluntad de sus actuaciones funcionales” en favor de la red fujimontesinista. La fiscal adjunta suprema Alejandra Cárdenas detalló que existen documentos y pericias que avalan esa versión: faxes atribuidos a Maita solicitando pagos, su nombre en la agenda de Montesinos, y testimonios directos de excolaboradores del SIN como Matilde Pinchi Pinchi y Pedro Huertas.
Los choferes del organismo de inteligencia también declararon que entregaban sobres con dinero en su domicilio. Un cuadro sistemático de compra de conciencias que se ajusta al guion de los célebres vladivideos.
El regreso de una prófuga
Maita permaneció 23 años en la sombra. Durante ese tiempo, el sistema la clasificó como prófuga, mientras ella alegaba —al ser detenida— que ejercía su “derecho a la resistencia” frente a una investigación plagada, según su versión, de irregularidades.
“Si hubiera pertenecido a esa organización, que digan en qué casos estoy. No hay pruebas”, se defendió ante el juez Edhin Campos, al tiempo que negó la autenticidad de los faxes y pidió enfrentar el proceso desde su domicilio por problemas de salud y su avanzada edad (70 años).
Su abogado, Pavel Alvarado, aseguró que nunca se escondió: “Vivió siempre en la misma dirección”. El argumento contrasta con la condición de reo contumaz que pesaba sobre ella desde el 2003.
La prisión preventiva
El Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria dictó nueve meses de prisión preventiva en su contra. La medida, según la Fiscalía, es indispensable para evitar una nueva fuga y garantizar que el caso avance hacia juicio oral. El destino inmediato de la exfiscal será el Penal Anexo de Mujeres de Chorrillos.
Ecos del fujimontesinismo
El expediente Maita revive uno de los capítulos más oscuros de los años 90: la captura de instituciones clave —Ministerio Público y Poder Judicial incluidos— por la dupla Fujimori-Montesinos. Como fiscal de drogas, su rol presuntamente era estratégico en un país donde el narcotráfico buscaba blindajes judiciales.
El desenlace judicial está por escribirse. La Fiscalía pide hasta 20 años de prisión. Maita insiste en su inocencia. Lo cierto es que, 23 años después, su caso confirma que las redes del fujimontesinismo aún proyectan sombras largas sobre el presente.