Cada año, el Perú pierde más de 150 mil hectáreas de bosque amazónico, una extensión equivalente a dos veces la ciudad de Nueva York. Frente a esta realidad, un grupo de corredores se prepara para transformar sus zancadas en un acto de protesta y conciencia ambiental.
El próximo 30 de noviembre, el distrito de Barranco será escenario de la primera edición de “Corremos por los Bosques”, una carrera de 6 kilómetros organizada por la asociación Arbio Perú junto con Penta Run. Se espera la participación de alrededor de mil personas, desde adolescentes hasta adultos mayores, todos unidos por un mismo mensaje: proteger la Amazonía no es solo tarea de especialistas, sino un compromiso ciudadano.
Más que una competencia
La iniciativa busca ir más allá del ámbito deportivo. “Cada kilómetro recorrido simboliza un compromiso con la Amazonía y con las generaciones futuras”, explica Tatiana Espinosa, ingeniera forestal y directora de Arbio, organización que desde hace 15 años protege árboles centenarios en Madre de Dios.
La carrera no apunta únicamente a deportistas profesionales. Familias enteras, grupos de amigos y corredores amateurs están llamados a participar. La idea es llevar la selva a la ciudad y recordar a los limeños que lo que ocurre en la Amazonía afecta directamente al agua que bebemos, al aire que respiramos y al clima que habitamos.
Un bosque en peligro
El telón de fondo es alarmante: la deforestación avanza a pasos agigantados, afectando ecosistemas únicos y a las comunidades que dependen de ellos para sobrevivir. La pérdida de selva no solo significa menos árboles, sino la amenaza a la seguridad alimentaria, la reducción de fuentes hídricas y la desaparición de culturas tradicionales.
En este contexto, una carrera en la capital puede parecer un gesto pequeño, pero es precisamente esa suma de gestos lo que busca multiplicar Arbio: convertir el running en un símbolo de resistencia ambiental.
La alianza con empresas
La carrera también suma aliados privados. Magnesol, por ejemplo, participa como auspiciador principal y mantiene desde hace cuatro años un programa de conservación de 30 hectáreas de bosque. El Grupo Aje se suma con sus bebidas Amayu, elaboradas con frutos amazónicos que, además de refrescar a los corredores, funcionan como recordatorio del vínculo entre consumo responsable y protección forestal.
Unir deporte y conciencia
El lanzamiento de la iniciativa se realizó en el Centro Cultural Juan Parra del Riego, en Barranco, con la idea de tejer un puente entre cultura, deporte y medio ambiente. Allí se subrayó el mensaje que pretende dejar esta carrera: cada paso en el asfalto limeño es, simbólicamente, un paso en defensa de la Amazonía.
En tiempos de cifras alarmantes, la Amazonía se convierte en una causa urgente. Y este 30 de noviembre, correr será mucho más que ejercitarse: será una forma de tomar posición frente a la pérdida del bosque.