
Por Enrique Hernández
Las paraestatales chinas conquistan América Latina. Para lograrlo han destinado 60 mil millones de dólares en la construcción de diversas obras en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), cinco empresas dominadas por el gobierno actual de Xi Jinping destinaron al menos 60 mil millones de dólares para realizar 90 proyectos .
Esas paraestatales poco conocidas —por no ser marcas pegajosas o estár en poderosas campañas de publicidad y marketing— son: China Communications Construction Company (CCCC), China Railway Construction Corporation (CRCC), China National Petroleum Corporation (CNPC), State Grid Corporation of China (SGCC) y Power Construction Corporation of China (PowerChina).
El capital inyectado por estas empresas generó alrededor de 426 mil empleos en los países latinoamericanos.
Llama la atención que entre 2010 y 2014 estas cinco compañías registraron una participación alta en el monto de inversión en diversos proyectos de infraestructura en la región.
América Latina, el Caribe y China ha ido ganando en el terreno de madurez y complejidad, ya que ambas han experimentado profundos cambios socioeconómicos.
“Se ha producido un cambio en el flujo del comercio y las inversiones internacionales, y han aparecido nuevas
regulaciones y políticas que inciden en su dinámica”, explica la Cepal.
La relación entre estas tres regiones también ha sido testigo de la creciente presión socioeconómica de China en la región o la dinámica en los ámbitos del comercio, el financiamiento, la inversión y los proyectos de infraestructura.
Desde la pandemia por Covid-19, las cadenas globales de valor se volvieron cada vez más sofisticadas desde la tecnología y la innovación.
Algunas áreas con mayor desarrollo fueron la de vehículos eléctricos, energía renovable, digitalización y los insumos para múltiples cadenas globales de valor de alto nivel tecnológico.
En el actual escenario de transformación y reconfiguración del panorama económico internacional, resulta esencial comprender el alcance y las implicaciones de la relación entre China, América Latina y el Caribe, destaca la Cepal.
Enrique Dussel Peters, coordinador del Centro de Estudios China-México de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que en los últimos años se ha profundizado la confrontación entre China y Estados Unidos respecto a la futura relación comercial con terceros.
El impacto en los flujos internacionales de la inversión extranjera directa (IED será significativo desde varias perspectivas, explica Dussel Peters.
“Estados Unidos ha buscado restringir aún más el acceso a nuevas tecnologías a China, concretamente: semiconductores utilizados en inteligencia artificial y vehículos conectados”, destaca economista y coordinador de la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China (Red alc-China).
Las disruptivas órdenes ejecutadas por parte de la presidencia de Donald Trump han cuestionado abiertamente el orden global desde Bretton Woods, fundamentado en la reciprocidad y el principio de la nación más favorecida (NMF), con esperados efectos profundos en los flujos de inversión.
Desde marzo de 2025, el presidente Trump impuso aranceles a la industria china, lo cual impactó al acero y el aluminio y automotriz.
De cara a los siguientes años, las cadenas de suministro seguirán configurándose de acuerdo a las necesidades y decisiones comerciales, aunque sean impuestas por el gigante americano del T-MEC y surcadas por el imperio asiático.
Aún y con la guerra arancelaria declarada por Donald Trump en contra de China, el renminbi ha mostrado fortaleza frente al dólar, según ActivTrader la plataforma de trading de ActivTrades.
La moneda china ha ganado 2.99 por ciento frente a la divisa estadounidense en los últimos 8 meses del año.
En enero de 2025, el tipo de cambio en China cotizaba en 7.34 renminbis por dólar comparado con los 7.12 renminbis por dólar del 29.
