El gigante neerlandés de semiconductores ASML Holding acaba de dar un golpe de efecto en el tablero tecnológico europeo. Con una capitalización de 268.700 millones de euros, la compañía se coronó esta semana como la empresa más valiosa de Europa, desplazando a los históricos líderes del lujo, Hermès y LVMH.
Pero la noticia más trascendente no estuvo en la bolsa, sino en la apuesta estratégica de ASML por la inteligencia artificial. El martes 9 de septiembre, la firma anunció la compra de un 11% de participación en Mistral AI, la startup francesa que en poco más de dos años pasó de ser un proyecto universitario a convertirse en uno de los nombres más prometedores de la IA global.
Fundada por antiguos investigadores de Google DeepMind y Meta AI, Mistral se ha ganado un lugar en el competitivo mundo de los modelos de lenguaje gracias a su enfoque en soluciones abiertas, eficientes y menos costosas. Su meteórica valorización —de 240 millones de euros en 2023 a casi 12.000 millones en 2025— refleja el apetito de inversores y la confianza en su tecnología.
Con un desembolso de 1.300 millones de euros, ASML no solo asegura un asiento de peso en el directorio, sino también acceso a un socio clave para aplicar la IA en el diseño de chips y sistemas de litografía, el corazón mismo de su negocio.
El acuerdo, además, tiene una lectura geopolítica: Europa forja su propia alianza tecnológica en un sector dominado por Estados Unidos y Asia. Para la industria continental, la unión entre ASML y Mistral simboliza un paso hacia la independencia tecnológica en un momento en que la inteligencia artificial se ha convertido en el insumo más codiciado de la economía global.
En los próximos meses, el mercado mirará no tanto los gráficos y resistencias bursátiles, sino si esta alianza logra traducirse en innovación tangible: chips más potentes, eficientes y producidos con un sello europeo.
Dirk Friczewsky, ActivTrades.
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