Por Dirk Friczewsky, analista de ActivTrades.
Conversaciones discretas en Doha
Según un reporte del Wall Street Journal, ExxonMobil mantiene conversaciones secretas con Rosneft para explorar su posible retorno a Rusia. Las reuniones, realizadas en Catar, coinciden con el reciente encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin. Aunque oficialmente se trató de una instancia para tantear eventuales negociaciones de paz sobre Ucrania, las declaraciones posteriores de Putin sugieren algo más: la posibilidad de reabrir negocios energéticos entre Washington y Moscú, especialmente en el extremo oriental ruso.
El trasfondo inquieta a Bruselas. Para las élites políticas europeas, que han impulsado sanciones estrictas contra el Kremlin, resulta un golpe percibir que EE. UU. podría reabrir la puerta a acuerdos energéticos en plena guerra. Pero para Trump el cálculo es más pragmático: ingresos, utilidades, empleos para la industria petrolera estadounidense.
Chevron nunca se fue del todo
El caso de Chevron ilustra esa permanencia soterrada. Aunque redujo su exposición tras el inicio del conflicto en 2022, mantuvo su participación del 15% en el Consorcio del Oleoducto del Caspio (CPC), que transporta crudo desde Kazajistán a través de Rusia hasta el mar Negro. Una línea estratégica imposible de abandonar, pues garantiza la salida de recursos kazajos a mercados globales.
A la par, Chevron intensificó operaciones en Kazajistán, diversificando pero sin cortar el vínculo ruso. Varios reportajes de investigación lo documentaron, evidenciando que el gigante energético nunca abandonó del todo el tablero regional.
El “petróleo ruso” que no dice su nombre
La lógica tampoco es nueva. Durante el gobierno de Joe Biden, la exsecretaria del Tesoro Janet Yellen llegó a admitir que Washington veía con buenos ojos el aumento de importaciones de crudo indio. El problema: buena parte de ese petróleo era en realidad ruso, reexportado a través de refinerías indias. Una triangulación conocida y tolerada en nombre de la seguridad energética.
Europa en la encrucijada
La pregunta ahora es cuánto tardará la Unión Europea en reaccionar. Si el desenlace de la guerra en Ucrania llega a una mesa de negociación, los contratos energéticos ya podrían estar repartidos antes de que Bruselas lo advierta. El riesgo para Europa es quedar rezagada, mientras Washington asegura su cuota del “pastel ruso”.
El cálculo político y económico es evidente: mientras las sanciones marcan distancia en el discurso, la geopolítica del petróleo y el gas nunca se detuvo del todo.
Aviso Legal: La operativa o negociación de instrumentos financieros conlleva un alto riesgo de perder su dinero. La información proporcionada es solamente con fines educativos y no debe ser tomada como consejo de inversión. Por lo tanto, cualquier persona que tome una decisión de inversión basada en la información presentada, lo hace bajo su propio riesgo.