La tensión por el paro de transportistas convocado para este jueves escaló en violencia. En la zona de Bayóvar, en San Juan de Lurigancho, un chofer de la empresa de transporte Santa Catalina fue atacado a balazos mientras conducía su unidad.
El hecho se reportó en horas de la mañana, cuando la víctima, cuya identidad aún no ha sido revelada, logró llegar por sus propios medios al Hospital San Juan de Lurigancho para recibir atención médica. En un video difundido en redes sociales, se observa el bus estacionado frente al nosocomio mientras testigos narran el ataque.
“Acaban de meter un balazo a un chofer de la Santa Catalina. Estamos en el hospital acá, acaba de ingresar”, se escucha decir a un transportista en las imágenes que rápidamente se viralizaron.
¿Qué ocurrió en Bayóvar y cuál es el estado del chofer?
Según información oficial, el ataque ocurrió en el marco del paro parcial de transportistas que busca denunciar la ola de extorsiones y la inseguridad que afecta al sector. El general PNP Hugo Felipe Monroy, jefe de la Región Policial Lima, confirmó que el bus pertenecía a la conocida línea 23, pero aclaró que la unidad no estaba en servicio y que solo viajaba el conductor.
“Él (el chofer) por sus propios medios ha conducido el vehículo hacia el Hospital San Juan de Lurigancho. Está siendo atendido por los médicos”, declaró Monroy a RPP.
Hasta el cierre de esta edición, se desconoce el estado exacto de la salud del conductor, aunque se confirmó que permanece estable y bajo observación.
¿Está vinculado el ataque al paro de transportistas?
La Policía Nacional no descarta que el atentado esté relacionado con la negativa del chofer a sumarse a la paralización. El general Monroy indicó que la institución maneja dos líneas de investigación:
- Un posible acto extorsivo contra la empresa Santa Catalina.
- Una represalia violenta por la decisión del conductor de salir a trabajar durante el paro.
“Tenemos dos líneas de investigación. De repente, por un lado, un acto extorsivo o un acto violento por haber salido a laborar. Estamos todavía en proceso; el jefe de la Depincri está en el lugar”, detalló Monroy.
Extorsiones y violencia: la sombra que persigue al transporte público
El ataque ocurre en medio de una creciente ola de extorsiones que golpea al sector transporte en Lima y otras regiones. Según cifras de la PNP, decenas de empresas de transporte público han denunciado cobros ilegales, amenazas de muerte y ataques con armas de fuego por parte de organizaciones criminales.
En distritos como San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres y Villa El Salvador, las mafias han impuesto un clima de terror entre los transportistas. Casos recientes revelan cómo algunas empresas se han visto obligadas a reducir sus operaciones o suspender rutas ante la presión de bandas dedicadas a la extorsión sistemática.
El paro que divide al gremio de transportistas
El paro del 21 de agosto, convocado por sectores como la Asociación de Empresas de Transporte Urbano (Ametur) y la Confederación Nacional de Transportistas y Conductores del Perú (CNTC), ha generado división dentro del gremio.
Mientras algunos empresarios apoyan la medida para exigir mayor seguridad y el fin de las extorsiones, otras empresas —como Los Loritos, La Cincuenta y Los Chinos— anunciaron que no acatarán la paralización. La Santa Catalina, de la que forma parte el chofer herido, es una de las que continuaron operando con normalidad.
Este quiebre interno aumenta los riesgos para los conductores, que quedan expuestos a represalias de grupos violentos que presionan para que se unan a las protestas.
Respuesta policial y llamado a la calma
Tras el ataque, la Policía Nacional desplegó efectivos de inteligencia y equipos de investigación en la zona de Bayóvar para recolectar pruebas y testimonios. Según el general Monroy, no se descarta ninguna hipótesis y la investigación se encuentra en curso.
Las autoridades exhortaron a los transportistas a denunciar cualquier tipo de amenaza o intento de extorsión y aseguraron que el Estado reforzará la presencia policial en los puntos críticos de San Juan de Lurigancho y otras zonas de riesgo.
¿Un nuevo síntoma de la violencia urbana?
El ataque contra el chofer pone en evidencia un problema más profundo: la infiltración del crimen organizado en el transporte público. Expertos advierten que bandas dedicadas a la extorsión y el sicariato operan desde hace años en Lima, especialmente en distritos populosos como SJL, donde se concentra gran parte de las rutas de buses.
Este episodio no solo refleja la fragilidad de la seguridad ciudadana, sino también la vulnerabilidad de los trabajadores del transporte, obligados a elegir entre sumarse a un paro, pagar extorsiones o arriesgar sus vidas.
Violencia que trasciende el paro
El ataque al chofer de la empresa Santa Catalina marca un nuevo punto de tensión en el conflicto entre transportistas, autoridades y organizaciones criminales. Si bien la Policía Nacional investiga si el hecho está relacionado con el paro parcial, el incidente deja en evidencia un problema mayor: el transporte urbano en Lima está bajo asedio del crimen organizado.
Mientras la investigación avanza, la ciudad permanece en alerta. Cada nueva agresión no solo aumenta la sensación de inseguridad, sino que también profundiza la crisis del sistema de transporte público en la capital.