Por Dirk Friczewsky, analista de ActivTrades.
Durante décadas, el nombre de Warren Buffett ha sido sinónimo de sabiduría inversora, paciencia estratégica y crecimiento sostenido. Sin embargo, los últimos resultados financieros de Berkshire Hathaway, el conglomerado que lidera desde Omaha, han dejado entrever que ni siquiera el “Oráculo de Omaha” está a salvo de un entorno económico global más desafiante.
El sábado 2 de agosto, Berkshire presentó sus cifras correspondientes al segundo trimestre (Q2) y al primer semestre de 2025. Aunque la acción clase B cerró el viernes anterior con un modesto aumento de 0,20%, alcanzando los 472,84 dólares en la Bolsa de Nueva York, el balance general del semestre muestra una clara pérdida de dinamismo.
Con una capitalización bursátil de casi 635 mil millones de dólares, la empresa sigue siendo una de las más influyentes de Wall Street. Pero los números no mienten: los ingresos totales disminuyeron ligeramente en comparación con el mismo periodo del año pasado, y las utilidades cayeron con fuerza.
Un golpe al corazón del imperio Buffett
Berkshire Hathaway no es una empresa cualquiera. Es una compleja red de negocios que abarca desde aseguradoras hasta ferrocarriles, pasando por energía, servicios públicos, bienes de consumo, bancos y acciones en gigantes como Apple y Coca-Cola.
Sin embargo, en el primer semestre de este año, el conglomerado reportó ingresos por 182.240 millones de dólares, apenas por debajo de los 183.522 millones del mismo período en 2024. La caída más significativa estuvo en las utilidades: el beneficio operativo pasó de casi 54 mil millones a menos de 20 mil millones, mientras que la utilidad neta atribuible a los accionistas cayó más de 60%, de 43 mil millones a 16.973 millones de dólares.
Traducido en términos prácticos, cada acción clase A, la joya de la corona, pasó de generar casi 30 mil dólares en beneficios a solo 11.800 dólares. Las acciones clase B, más accesibles para el público general, cayeron de 19,96 a 7,87 dólares en términos de beneficio por acción.
¿Qué está ocurriendo en Omaha?
Este retroceso no significa necesariamente que Berkshire esté en problemas, pero sí plantea interrogantes sobre su capacidad de mantener su histórica rentabilidad en un contexto global más volátil. La inflación persistente, las tensiones geopolíticas, las tasas de interés altas y la desaceleración de algunas economías avanzadas están afectando incluso a los colosos más diversificados.
Además, el estilo de inversión de Buffett, centrado en el valor a largo plazo y el bajo endeudamiento, ha sido históricamente resistente, pero no inmune a los nuevos desafíos del mercado. La lentitud en adoptar apuestas más agresivas en sectores como tecnología e inteligencia artificial también podría estar pasando factura.
Una acción que ya no seduce igual
Desde el punto de vista bursátil, la acción clase B de Berkshire sigue siendo un activo robusto, pero su desempeño reciente ha sido discreto. A pesar del repunte a inicios de mayo, cuando alcanzó los 541,92 dólares, el valor ha ido retrocediendo progresivamente.
La mayoría de los analistas coincide en que la acción se mueve actualmente dentro de un rango de consolidación. A la espera de señales claras sobre la estrategia futura de la empresa, muchos inversionistas institucionales se mantienen cautelosos.
¿Qué sigue para el imperio Buffett?
A sus 94 años, Warren Buffett sigue al frente de la empresa, acompañado por su inseparable socio Charlie Munger, aunque las especulaciones sobre una sucesión inminente siguen ganando espacio en la conversación financiera global. La transición generacional, sumada a las exigencias de un mercado más competitivo y cambiante, representa quizás uno de los mayores retos en la historia de la firma.
Sin embargo, nadie debería subestimar a quien ha convertido 100 dólares invertidos en Berkshire en los años 60 en millones hoy. El historial de Buffett sigue siendo una lección viva de prudencia, visión y perseverancia.
Pero en este semestre, al menos, la locomotora de Omaha parece haber perdido algo de vapor.
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