El Congreso de EE.UU. aprobó por estrecho margen el proyecto de ley fiscal impulsado por Donald Trump, pomposamente bautizado como One Big Beautiful Bill Act. Con 218 votos a favor y 214 en contra, la norma será presentada este 4 de julio para su firma, en plena celebración del Día de la Independencia. El expresidente, de vuelta en el centro del escenario político, aprovechará la ocasión para reforzar su narrativa populista. Pero bajo la pirotecnia patriótica, el impacto social y económico de la ley amenaza con profundizar la división entre los estadounidenses.
Una grieta más profunda
Lejos del optimismo oficialista, el paquete fiscal ha generado alarma entre economistas y ciudadanos de bajos recursos. La reducción masiva de impuestos para las grandes empresas y sectores de altos ingresos podría traducirse en recortes a servicios sociales clave, incluida la cobertura de salud para millones de personas. Las aseguradoras como Centene Corporation y UnitedHealth Group ya reflejan esta inquietud en su desempeño bursátil.
Un dólar en caída libre
En los mercados financieros, la noticia no tomó por sorpresa. De hecho, gran parte del impacto ya estaba “internalizado”, como lo evidencian el alza sostenida del oro y el desplome del dólar. Desde su punto más bajo del año (1,0177 dólares por euro el 13 de enero), el tipo de cambio EUR/USD ha subido hasta alcanzar los 1,1830 dólares en menos de seis meses. El efecto ha sido descrito como un “salami crash” del billete verde: una depreciación lenta pero persistente que amenaza con agravarse.
La factura: 3,25 billones de dólares
El Congreso Budget Office (CBO) advirtió en enero, y lo ha reiterado el 29 de junio, que el nuevo paquete fiscal incrementará el déficit fiscal en más de 3,25 billones de dólares en la próxima década. La deuda pública estadounidense, ya en niveles récord, se incrementará a mayor velocidad, mientras los costos de refinanciamiento suben por el encarecimiento del crédito. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, y altos funcionarios del FMI han expresado su preocupación por la sostenibilidad de esta dinámica.
Dos acuerdos comerciales… y nada más
Para colmo, la política comercial de Trump —centrada en la imposición de aranceles punitivos— no está generando los resultados prometidos. Hasta la fecha, solo ha concretado dos acuerdos: uno con Reino Unido y otro con Vietnam. Las negociaciones con la Unión Europea y Japón siguen empantanadas y es poco probable que se traduzcan en un impulso para los mercados. Con este panorama, los analistas anticipan más turbulencia que alivio. La fiesta bursátil podría estar llegando a su fin. Abróchense los cinturones.
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