El alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, manifestó su preocupación por la muerte del exgerente general de la Municipalidad durante la gestión de Susana Villarán, señalando que esta no fue un fallecimiento natural sino un presunto asesinato. Según el burgomaestre, el exfuncionario presentaba heridas graves, como un corte de 14 cm en el cuello, lo que indicaría una muerte violenta y vinculada a una red mafiosa de alcance internacional
López Aliaga explicó que el fallecido era un testigo clave en el proceso judicial contra Susana Villarán y sus presuntos cómplices, especialmente en el marco de las investigaciones por sobornos de Odebrecht. En su opinión, este hecho pone en riesgo la transparencia del juicio, ya que se estaría intentando silenciar a quienes poseen información importante sobre el caso.
El alcalde hizo un llamado a las autoridades policiales y fiscales para que conduzcan una investigación íntegra y sin influencias, respetando la memoria del testigo y garantizando la justicia. Reiteró su preocupación por el posible accionar de grupos mafiosos que buscan obstruir el proceso judicial y evitar que se esclarezca la verdad.
Este pronunciamiento se suma a la creciente preocupación ciudadana sobre la corrupción y las maniobras para ocultar responsabilidades en casos emblemáticos como el de Odebrecht, que sigue siendo uno de los escándalos más importantes en la política peruana. La sociedad exige que se garantice la seguridad y protección de testigos y funcionarios involucrados en estos procesos.