En momentos en que tambalean los paradigmas de las relaciones internacionales, son doblemente valiosas las sociedades estables. La relación entre Perú y Canadá se sostiene sobre una base sólida de inversión, comercio y cooperación. Canadá es el principal inversionista en exploración minera en el país y uno de sus socios comerciales más relevantes, con una balanza que favorece al Perú gracias a las exportaciones de minerales y productos agrícolas. A nivel institucional, la cooperación canadiense ha destinado más de mil millones de dólares desde 1968, con énfasis actual en cambio climático, trazabilidad minera y fortalecimiento institucional.
En entrevista con CARETAS, publicada en el marco de la fiesta nacional de Canadá, el embajador Louis Marcotte expone las prioridades globales del gobierno del primer ministro Mark Carney –actual presidente del G7– y subraya la importancia estratégica de la relación bilateral con el Perú, desde la cooperación climática y el combate a la minería ilegal hasta la inversión responsable en el sector minero.
–¿Cuáles son las principales diferencias que la administración Carney introduce en la política exterior canadiense?
De acuerdo con la costumbre canadiense, el Primer Ministro Carney publicó una carta de mandato a sus ministros donde esboza las siete prioridades de su gobierno: Redefinir las relaciones internacionales de Canadá; Fortalecer la integración económica interna de Canadá; Hacer el sector vivienda más asequible; Reducir el costo de vida para los canadienses; Proteger la soberanía de Canadá y reforzar a las fuerzas armadas; Atraer al mejor talento del mundo garantizando la integridad de nuestro sistema de inmigración; y finalmente Asegurar la eficiencia del gobierno, gastando menos e invirtiendo más. El objetivo final es hacer de la economía canadiense la más fuerte del G7.
Con respecto a la política exterior el Primer Ministro se refirió a establecer una nueva relación económica y de seguridad con los Estados Unidos y reforzar nuestra colaboración con socios comerciales y aliados confiables de todo el mundo.
Si bien vivimos una época de importantes desafíos, estos nos fortalecen y redefinen. En este contexto de enorme dinamismo, Canadá desempeña un papel renovado en el escenario mundial.
La presidencia de Canadá del G7 este año es una importante oportunidad para impulsar objetivos comunes, como la protección de nuestras comunidades, el fortalecimiento de la seguridad energética, la aceleración de la transición digital y el desarrollo de alianzas para responder a los incendios forestales y las brechas en infraestructura.
–Canadá es el anfitrión del G7 y ha invitado a líderes de otros países como México y Brasil. ¿Cómo ve Canadá su relación con los países del hemisferio?
La proyección internacional es una característica definitoria del G7. El G7 se ha comprometido a establecer asociaciones confiables, incluso con países que no pertenecen al G7 y con organizaciones internacionales, que hagan crecer nuestras economías, promuevan la paz, la seguridad internacional y la seguridad de nuestras comunidades, y ayuden a afrontar los retos mundiales, porque los temas debatidos en la Cumbre de Líderes del G7 tienen repercusiones mundiales.
En este sentido, y como parte de la Presidencia canadiense del G7 en 2025, el Primer Ministro Carney también dio la bienvenida a la Cumbre del G7 en Kananaskis a los líderes de países y organizaciones que no son parte del grupo: Australia, Brasil, India, México, Sudáfrica, República de Corea, Ucrania, Organización del Tratado del Atlántico Norte, Naciones Unidas y Banco Mundial. Los debates con los socios de divulgación se centraron en el futuro de la seguridad energética, la tecnología, la infraestructura y la inversión, para garantizar el acceso en un mundo cambiante.
Es importante que Canadá siga profundizando sus alianzas con democracias afines. Seguiremos ampliando nuestras relaciones con socios en las Américas para abordar los urgentes desafíos del mundo.
–¿Ejes centrales de los últimos años como el cambio climático, la seguridad energética y los derechos de minorías corren el riesgo de ser debilitados?
Canadá se mantiene como un socio de largo plazo en Perú y es actualmente el segundo socio de cooperación más importante. Desde 1968, fecha en que se establece el convenio básico de cooperación técnica con Perú, el primer programa bilateral de cooperación en América Latina, hemos invertido más de mil millones de dólares canadienses en proyectos de desarrollo respondiendo a los requisitos y necesidades del Perú. La mitigación y adaptación al cambio climático, la seguridad energética y cadenas de suministro, y los derechos de las minorías son prioridades para el gobierno de Canadá y seguiremos trabajando por ellos.
–Si bien se dice que el Perú no tiene nuevos proyectos mineros en la “puerta del horno”, Canadá es el principal inversionista extranjero en exploración minera. ¿Cuáles son sus impresiones sobre ese rubro?
Canadá ha estado presente en el rubro minero del Perú, tanto en exploración como en explotación, empezando con Pierina de Barrick en 1998. A inicios de los años 2000, Canadá ya contaba con más de 100 empresas mineras en el país. Varias de ellas han sido claves y responsables por el descubrimiento y desarrollo de yacimientos importantes en el Perú; sin contar nuestras empresas de ingeniería, que participaron en la viabilidad de disposición de relaves, contratadas para diseñar relaveras o preparar varios EIAs.
Canadá ha sido el explorador de proyectos emblemáticos en el Perú. Quizás se acordarán de Gitennes en los noventa con Río Blanco, Urumalqui y Virgen hasta Norsemont con el proyecto Constancia o Chariot Resources con el proyecto Marcona hoy Marcobre, Inmet y Rio Algom en Antamina, y Sulliden en La Arena y Shahuindo.
Canadá sigue viendo al Perú como un destino top por su geología aún más hoy en cuanto a los minerales críticos primordiales para la transición energética. Esto sumado a una mano de obra calificada y un ambiente de inversión estable, hará que los inversionistas canadienses sigan apostando en el rubro.
Por ejemplo, ambos Zafranal (cobre) y Corani (plata) siguen avanzando sus proyectos para un futuro próximo y el anuncio de Goldmining Inc. sobre la mineralización de antimonio, un mineral crítico muy importante en defensa y energía renovable, en su proyecto Crucero en Puno, es muy interesante. Aparte de la exploración, la adquisición de la minera Kolpa por parte de Endeavour Silver, demuestra la participación de más actores canadienses en todo el sector.
–Con esa posición importante de Canadá, ¿cuál es su postura actual frente a la amenaza representada por la minería ilegal?
Cualquier actividad ilegal es motivo de preocupación. Por eso, Canadá viene trabajando localmente en 16 proyectos para combatir el crimen transnacional, junto con la UNODC y las autoridades peruanas. Hay que decir que, con los precios actuales del oro en los mercados mundiales, la minería ilegal es una amenaza que no solo toca al Perú. Los impactos de la contaminación y pasivos ambientales que puedan generar minas abandonadas, el acceso a los lugares de exploración, y en muchos casos la falta de respeto a los derechos humanos y seguridad amerita atención. Por el momento, estamos explorando donde podemos ser más útiles a las autoridades peruanas para responder, por ejemplo, en lo que corresponde a trazabilidad. Conversamos seguido con socios locales y de la comunidad diplomática cuyos países son grandes inversores en el sector. Y hace poco recibimos la visita de colegas de la cancillería canadiense encargados de nuestro Programa de Fortalecimiento de Capacidades contra la Delincuencia. Desde entonces, el programa ha adoptado a los delitos ambientales como un área de enfoque y está elaborando una estrategia de minería ilegal, que incluirá oportunidades de colaboración con Perú y países de la región.