La historia de Maju (María Julia en el DNI) Mantilla podría contarse como una seguidilla de coronas, sets y silencios. Desde que ganó el Miss Mundo en 2004, nunca dejó de estar en la conversación pública, pero tampoco se perdió en ella. En un país donde la televisión acostumbra devorar a sus propios ídolos, ella aprendió a permanecer con una mezcla de sobriedad y dulzura que, con los años, ha devenido en algo más raro: coherencia.
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