Ion Jauregui, ActivTrades.
China ha reavivado las tensiones comerciales con una contundente decisión: la imposición de aranceles antidumping de hasta 74,9% sobre las importaciones de copolímeros de polioximetileno (POM), un plástico de alto rendimiento clave para las industrias automotriz, electrónica y de bienes de consumo.
La medida impacta de forma diferenciada a exportadores de Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y Taiwán. Los fabricantes estadounidenses son los más afectados, enfrentando tasas de hasta 74,9%. Les siguen las empresas europeas con 34,5%, y las japonesas con 35,5%. Taiwán también ha sido alcanzado, aunque con tarifas variables según el proveedor.
Empresas en la mira
Entre las compañías más golpeadas se encuentran las estadounidenses Celanese Corporation y DuPont de Nemours, ambas con una presencia destacada en el mercado chino de plásticos de ingeniería. En Europa, BASF y su filial alemana Ticona GmbH ven amenazada su competitividad por el aumento de costos. Desde Japón, firmas como Mitsubishi Chemical y Asahi Kasei también podrían sufrir el impacto debido al volumen significativo de exportaciones de POM hacia China.
BASF: en la cuerda floja
Para BASF, la noticia llega en un momento crítico. La multinacional alemana ya enfrenta altos costos energéticos en Europa y una demanda industrial debilitada. Su acción, cercana a los €44, viene perdiendo valor dentro de una tendencia bajista de largo plazo. Entre marzo y abril, osciló entre €52,33 y €35,66. El índice de fuerza relativa (RSI) marca una situación neutral en torno a los 50 puntos.
La compañía, que obtiene buena parte de sus ingresos asiáticos desde su división de plásticos de ingeniería, ha lanzado un programa de reducción de costos de €2 mil millones y está reestructurando activos no estratégicos. Como parte del ajuste, ha anunciado que reducirá su dividendo anual a €2,25 por acción entre 2025 y 2028, rompiendo con su tradicional política de pagos estables. Sin embargo, los analistas siguen atentos al desarrollo de su nuevo complejo químico en China y las posibles desinversiones previstas para este año, que podrían marcar un giro en su rentabilidad.
Consecuencias en la cadena de suministro global
El POM es esencial en la fabricación de piezas de precisión como engranajes, válvulas, conectores eléctricos y componentes automotrices. Con los nuevos aranceles, es probable que las empresas chinas se vuelquen hacia proveedores locales o regionales —como Corea del Sur—, reduciendo así la participación de exportadores occidentales y japoneses que antes se beneficiaban de su ventaja en costos y tecnología.
Implicancias para los inversionistas
La decisión de Pekín se produce en un contexto global tenso, particularmente en las relaciones con Estados Unidos. Para los inversores, añade una nueva capa de riesgo geopolítico y anticipa una posible reconfiguración de las cadenas de suministro en el mediano plazo. El conflicto arancelario no solo se intensifica, sino que se expande a sectores estratégicos menos visibles, como el de los polímeros industriales, cuya relevancia se mide en milímetros, pero cuyas consecuencias pueden ser enormes.
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