Escribe: Justo Carbajal Aguirre
Miles de empresas en China han pasado de enviar entre cuarenta y cincuenta contenedores por día a enviar apenas tres o seis. Otros se han visto obligados a dejar cargas abandonadas en alta mar para evitar pérdidas debido al alto pago de impuestos. ¿Qué pasó? Hay nuevas reglas de juego en el mundo.
Este año la logística global se encuentra en una encrucijada crítica, marcada por una serie de crisis –lamentablemente simultáneas– que afectan las cadenas de suministro.
Las dos más palpitantes son las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos y la reciente guerra entre India y Pakistán. Lo real es que el panorama logístico actual exige una reevaluación de estrategias. Pero aún no se sabe quién saldrá más afectado tras esta serie de pugnas.
LA RUPTURA CON ESTADOS UNIDOS
Las relaciones comerciales entre China y Estados Unidos han ido experimentando un deterioro significativo en lo que va del año. La imposición de aranceles del 145 % por parte de Estados Unidos sobre productos chinos ha provocado una caída del 30 % al 40 % en el volumen de contenedores entre ambos países en abril, según el CEO de Maersk. Que China le haya puesto impuestos de 125 % también ha agravado el conflicto.
Las empresas de transporte en China han decidido suspender temporalmente sus envíos. O sino esperar a ver si se restablece el comercio con el mercado estadounidense. Otras más esperanzadas anhelan que se abran nuevas rutas comerciales.
Pero lo cierto es que la paralización bilateral ha desatado una reconfiguración total. A pesar de que hace unos días China y Estados Unidos acaban de empezar una ronda de conversaciones en Ginebra, estas aún no han aterrizado en objetivos concretos.
Las exportaciones chinas han quedado a la deriva y Trump aún no logra que China abra –de una vez por todas– sus puertas al comercio estadounidense. Si bien voceros del gobierno norteamericano aseguran que se han logrado algunos avances sobre puntos específicos, esto aún no es suficiente. Al menos no lo es para el mandatario americano, Donald Trump.
Visiblemente esta guerra comercial ha llevado a un cambio de las rutas comerciales. Y también de los tiempos de exportación para el otro gran mercado mundial. De momento algunas empresas como Maersk están redirigiendo el 20 % de su capacidad desde las rutas China-EE.UU. hacia otros mercados emergentes en Asia.
China, a pesar de que emite la idea de que no está sufriendo gravemente las consecuencias, tiene a su industria de transporte de carga en Hong Kong severamente afectada, con un 41 % de los envíos de contenedores hacia la costa oeste de América del Norte cancelados para la semana del 12 de mayo.
GUERRA EN LA INDIA Y CRECIMIENTO DEL CONFLICTO
Pero no solo la guerra comercial ha complejizado el panorama logístico de China y el mundo. El ataque en Pahalgam el 22 de abril de 2025 –que resultó en la muerte de al menos 28 personas– ha intensificado las tensiones entre India y Pakistán. Obviamente la India ha respondido con medidas como la expulsión de diplomáticos pakistaníes, suspensión de visas y cierre de fronteras.
En el campo logístico, estas acciones han interrumpido las rutas comerciales y logísticas en la región, afectando el transporte terrestre y aéreo, y generando incertidumbre en las cadenas de suministro que dependen de la conectividad entre ambos países.
China e India, los dos países más poblados del mundo se vuelven a mirar frente a frente (recordemos que China es el mayor aliado de Pakistán y es quien le suministra armas). El reciente ataque al puerto de Karachi sin duda genera incertidumbre operativa en múltiples corredores logísticos.
RESILIENCIA LOGÍSTICA
Ante este panorama, cabe definir si estamos enfrentando una etapa de caos e inestabilidad impredecible o más bien asistimos a un proceso de reajuste profundo, de cambio estructural hacia un nuevo orden logístico mundial. Por lo pronto es imposible aseverar uno de los dos fenómenos.
Desde ya las empresas logísticas en el mundo se están viendo obligadas a adoptar diversas estrategias para fortalecer sus cadenas de suministro. Para empezar, empiezan a diversificar sus proveedores y mercados. El reducir la dependencia de un solo proveedor ayuda a mitigar riesgos asociados con interrupciones geopolíticas o comerciales. Tienen que abrirse al mundo. Y cuanto antes.
Pero también es vital que empiecen a gestionar sus riesgos. Para ello el uso de análisis predictivos y planificación de escenarios permite a las empresas anticipar y prepararse para posibles disrupciones. La guerra entre India y Pakistan puede complejizar el comercio mundial tras romper vías de comunicación. Y el que China esté atento a las nuevas medidas adoptadas en Ginebra ayudará a prever escenarios.
Tensiones comerciales siempre han existido. Pero la convergencia de estas con guerras, conflictos geopolíticos, eventos climáticos extremos e incertidumbre económica empiezan a colocar a la logística global en una situación precaria.
China es un país clave para el Perú –y para el comercio mundial– por ello, si la logística peruana y los organismos de gobierno no aplican estrategias avanzadas de diversificación, van a verse profundamente golpeados. Ver a nuestro principal socio económico tambalear nos arroja a un nuevo escenario. Frente a un nuevo tablero geopolítico y comercial, ya no basta con reaccionar: hay que anticiparse.