El Reino Unido se convirtió en el primer país europeo en cerrar un nuevo acuerdo comercial con la administración Trump. La firma, anunciada con bombo y platillo el 8 de mayo, fue calificada de “histórica” por el presidente estadounidense y el primer ministro británico, Keir Starmer. Sin embargo, economistas advierten que el impacto real del acuerdo es limitado.
La mayoría de productos británicos seguirá enfrentando un arancel del 10%, parte de la llamada “tasa recíproca” impuesta por Trump en abril, actualmente suspendida por 90 días. Las excepciones principales son el acero, el aluminio y el sector automotriz: los aranceles del 25% para los dos primeros fueron eliminados y los del sector automotriz se redujeron al 10%.
Este compromiso no constituye un tratado de libre comercio y podría condicionar la cumbre entre Reino Unido y la Unión Europea del próximo 19 de mayo en Londres. En Bruselas hay preocupación por el precedente que este esquema representa, en especial si EE.UU. intenta replicarlo con otros socios comerciales. Las tarifas, además, generarían ingresos modestos (unos 6 mil millones de dólares), irrelevantes frente al déficit comercial estadounidense.
Tensión paralela con China: “reset total” y señales de distensión
Mientras tanto, en Ginebra, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, y el vice primer ministro chino, He Lifeng, mantienen negociaciones clave. Trump, reelegido en enero, adoptó una línea dura contra Pekín, imponiendo aranceles del 145%. China respondió con un 125% y medidas específicas contra sectores estratégicos estadounidenses.
Anoche, Bessent anunció un principio de acuerdo con China tras varios días de diálogo. Aunque no se conocen los detalles, se espera un anuncio formal en las próximas horas. Trump ha insinuado una posible reducción de los aranceles al 80%, lo cual, si bien simbólico, tendría un efecto limitado.
Mercados en fase de corrección y señales mixtas en EE.UU.
La reciente tregua en las tensiones comerciales ha impulsado el apetito por el riesgo en los mercados, tras una corrección iniciada a partir del 2 de abril, cuando se publicaron las nuevas tarifas. El dólar muestra recuperación frente a las principales divisas, mientras que los rendimientos de los bonos del Tesoro a 10 años vuelven a acercarse al 4.40%.
Esto último evidencia la presión sobre la Reserva Federal, enfrentada a la administración Trump en torno a la política monetaria. Los analistas temen una posible erosión de la independencia del banco central estadounidense.
El oro se mantiene firme en torno a los 3,280 dólares, en una aparente fase de acumulación. Las acciones en Wall Street apuntan a un posible quiebre alcista, mientras que el petróleo WTI continúa su tendencia bajista, pese a un rebote técnico entre los 54.50 y 60 dólares.
Esta semana: agenda cargada y foco en datos clave
Los mercados seguirán atentos a la evolución de las negociaciones comerciales de EE.UU., pero también al flujo de datos económicos. Se publicarán cifras de inflación, ventas minoristas, producción industrial y datos del sector inmobiliario en EE.UU., además de intervenciones de miembros de la Fed, incluido su presidente, Jerome Powell.
En Reino Unido destacan el PBI del primer trimestre, la balanza comercial y el desempleo. En China se esperan cifras de ventas minoristas, precios de viviendas y producción industrial. Alemania divulgará su índice ZEW; Japón, su PBI y datos de comercio exterior. También se esperan informes de inflación en India y Rusia, y cifras laborales en Australia.
A nivel corporativo, continúa la temporada de resultados con reportes clave de Cisco, Tencent, Alibaba, SoftBank, Walmart y Target.
Saverio Berlinzani, ActivTrades.
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