Rosa Lidia Castro Ventura, enfermera pediátrica de 38 años, fue ingresada el 20 de marzo a la clínica Sanna en San Borja para someterse a una operación rutinaria que consistía en la extirpación de un tumor benigno. Sin embargo, tras recibir un suero fisiológico contaminado producido por el laboratorio Medifarma, la paciente sufrió una grave descompensación y fue trasladada de urgencia a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Pese a los esfuerzos médicos, Rosa fue declarada en coma irreversible y, lamentablemente, falleció el 17 de abril.
Este caso no fue aislado. Según las investigaciones, al menos seis personas recibieron el mismo lote defectuoso del suero, y cuatro de ellas también fallecieron a causa de las complicaciones. Además, tres personas más presentan daños neurológicos graves. Las primeras señales de complicaciones surgieron pocas horas después de las cirugías, pero la clínica Sanna no informó de inmediato sobre los incidentes a las autoridades, lo que retrasó la activación de las alertas sanitarias.
El Ministerio de Salud ha confirmado que el suero contaminado provino del laboratorio Medifarma, que actualmente se encuentra suspendido. Las investigaciones se centran tanto en las fallas de producción en la planta de Medifarma como en la falta de protocolos de seguridad por parte de los centros médicos involucrados. El ministro de Salud, César Vásquez, anunció que se emitirán medidas para evitar el desabastecimiento de suero en los hospitales públicos, aunque solo se permitirá el uso de lotes previamente controlados.
Este trágico incidente pone en evidencia una serie de fallas tanto en la producción de insumos médicos como en los protocolos de respuesta en las clínicas, lo que subraya la importancia de un control más riguroso para evitar nuevas tragedias como la de Rosa Lidia Castro.