Por Ion Jauregui – Analista de Mercados de ActivTrades.
El anuncio de nuevos aranceles por parte de la administración Trump ha desatado una ola de incertidumbre que recorre los mercados del mundo. Con un arancel general del 10% en Estados Unidos, uno del 20% para la Unión Europea y hasta 34% para China, las alarmas se han encendido ante el riesgo de una posible estanflación en EE.UU., cuyas consecuencias no tardan en sentirse a nivel internacional.
Golpe directo al IBEX 35
El viernes pasado, la bolsa española vivió una jornada negra. El IBEX 35 se desplomó casi un 6% y cerró en torno a los 12.400 puntos, marcando su peor caída desde el inicio de la crisis por la covid-19. En un solo día, se evaporaron decenas de miles de millones de euros en capitalización bursátil, dejando claro cuán sensibles son los mercados europeos a los vaivenes del comercio global.
La banca en el ojo del huracán
El sector bancario, columna vertebral del IBEX 35, fue especialmente golpeado. Entidades como Sabadell, Santander, BBVA, CaixaBank, Unicaja y Bankinter registraron pérdidas de dos dígitos. La presión sobre los márgenes de ganancia, sumada al aumento de costos y la inestabilidad financiera global, ha dejado al descubierto la vulnerabilidad del sistema financiero español ante shocks externos.
Tendencia bajista persistente
La caída del viernes no fue un evento aislado. El lunes, los mercados abrieron con una nueva ola de ventas, confirmando que la tendencia bajista se mantiene. La falta de avances en las negociaciones internacionales y la amenaza de represalias comerciales siguen alimentando el pesimismo, y los inversores optan por reducir su exposición a activos de riesgo.
Otros mercados también tiemblan
La incertidumbre también golpea otros frentes. Los bonos soberanos muestran rendimientos decrecientes, señal inequívoca de una migración hacia activos más seguros. De forma inesperada, incluso el oro —históricamente refugio frente a la volatilidad— perdió terreno, retrocediendo 2,5% desde sus últimos máximos. Los precios del petróleo también caen, reflejo de los temores de recesión y de una eventual contracción en la demanda global de energía.
Lectura técnica: luces rojas para el IBEX
Desde el 27 de enero, el índice había mostrado impulso, pero este se frenó en marzo con la formación de dos techos dobles. El último de ellos lateralizó el índice hasta que, el pasado viernes 4 de abril, se confirmó una “cruz de la muerte” técnica, desatando una sesión netamente bajista.
El cierre se dio con una vela de 4 horas con mucha mecha —un indicio de presión bajista— y la última hora de la jornada dejó un gap negativo que arrastró el índice a su nivel más bajo del año: 11.930 puntos. El área de los 12.000 parece haber actuado como freno temporal. El RSI (Índice de Fuerza Relativa) se ubicó en una zona de sobreventa extrema, alcanzando un inusual 14,53%.
En las primeras horas del premercado español, el índice se situaba cerca de los 11.963 puntos. La zona de POC (Point of Control) de las últimas semanas está en los 13.277. Si el índice logra mantenerse en los soportes actuales, podría intentar recuperar el nivel perdido el viernes en los 12.518 puntos. De lograrlo, la siguiente resistencia estaría en los 12.760. Si no se sostiene, podríamos ver una nueva caída hacia los mínimos de 11.294.
Perspectivas: cautela en el horizonte
La caída sostenida del IBEX 35 es una señal clara de la interconexión entre los mercados globales. El efecto del “látigo arancelario” se hace sentir con fuerza, y mientras se aguarda el desarrollo de negociaciones y posibles contramedidas internacionales, los inversores se preparan para semanas de alta volatilidad. La posibilidad de una desaceleración prolongada obliga al mercado español a adoptar una postura cada vez más defensiva.
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