La economía peruana creció 3.93% en noviembre del 2024 respecto del mismo mes del año anterior, por encima de lo esperado por el mercado y a su mayor ritmo desde julio del 2024 (+4.6%). Este resultado se debió en parte a la aceleración de los sectores primarios (+5.1%), que crecieron a su mayor tasa en seis meses.
La producción agrícola creció a doble dígito (+19.1%) por segundo mes consecutivo, sustentado principalmente en la mayor producción de arándanos, que se duplicó (+101%) por la expansión de la superficie de producción en La Libertad, Lambayeque e Ica. Asimismo, el inicio de la segunda temporada de pesca de anchoveta en la zona norte-centro permitió un incremento de 17.6% en el sector pesca, así como un aumento de la producción industrial asociada a la captura de anchoveta, que llevó a que la manufactura primaria crezca 18.1%, su mejor resultado desde mayo del 2024. El crecimiento del agro y de la pesca industrial logró contrarrestar la caída de la minería (-4.0%), que se contrajo por segundo mes consecutivo debido a menores leyes de mineral procesados, destacando el cobre (-4.6%) y el zinc (-9.0%).
Los sectores no primarios crecieron 3.5%, lo que representó una ligera desaceleración explicada por el bajo crecimiento de los sectores vinculados a la inversión (+0.4%), como la construcción. Dicho sector cayó 2.4%, tanto por la reducción de la inversión pública ejecutada por el Gobierno Nacional y los gobiernos locales, como por el menor consumo interno de cemento (-0.5%) asociado a proyectos de inversión privada. La actividad no primaria fue más bien impulsada por los sectores vinculados al consumo (+3.8%), como el comercio y los servicios, los cuales en conjunto han mantenido un ritmo de crecimiento similar al de los últimos meses, en línea con la recuperación del empleo y de los ingresos reales, en un contexto de inflación dentro del rango meta del BCRP.
Subempleo en Lima Metropolitana alcanzó su nivel más bajo en cinco años
Consistente con la recuperación económica, el empleo en Lima Metropolitana creció 4.4% el cuarto trimestre del 2024, con lo que acumula seis trimestres seguidos con tasas por encima del 4%. El avance responde al notable incremento del empleo adecuado (+12%) que creció a su mayor tasa en dos años, y comprende a aquellos trabajadores que laboran 35 horas o más a la semana y perciben ingresos suficientes para cubrir una canasta mínima de consumo (estimada en aproximadamente S/1,260 para Lima Metropolitana).
En tanto, el subempleo disminuyó 6.2%, principalmente por la reducción del número de trabajadores que ganan ingresos menores a la canasta mínima. Con ello, la tasa de subempleo cayó a 37.4% en el cuarto trimestre, su menor nivel en cinco años, indicando una mejora en la calidad del empleo en la capital. No obstante, la tasa de subempleo aún se encuentra por encima de la cifra prepandemia (34%).
Junto con el avance del empleo adecuado, los salarios en Lima Metropolitana se aceleraron. En el cuarto trimestre, el ingreso promedio en la capital ascendió a S/2,114, lo que equivale a un crecimiento anual de 7.4% en términos reales, es decir descontando por el efecto de la inflación. Dicha tasa duplica la registrada el trimestre previo (3.7%) y es el mayor ritmo en un año y medio. Así, los ingresos han pasado de ubicarse 11% por debajo de su nivel prepandemia en el cierre del 2023 a solo 4.4% en el último trimestre del 2024. Sin embargo, esto implica que los salarios de los limeños han perdido cerca de S/100 de capacidad adquisitiva frente a los niveles del 2019. Si mantienen el ritmo de avance de los últimos meses, el IPE estima que los ingresos laborales reales en la capital alcanzarían sus niveles prepandemia a mediados del 2025.
En agregado, durante el 2024, el empleo en la capital creció 4.6%. Así, se crearon 242 mil puestos de trabajo, de los cuales 212 mil (88%) fueron empleos adecuados. Sin embargo, el 2024 cierra con dos desafíos aún pendientes: un subempleo todavía superior al nivel prepandemia e ingresos aún por recuperarse. Mantener la recuperación del empleo y resolver estos desafíos pendientes, requiere de un mayor impulso de la inversión privada, principal generador del empleo de calidad y mejores ingresos, y de asegurar políticas que promuevan una mayor competitividad laboral.
Perspectivas
Los indicadores adelantados de actividad muestran resultados mixtos hacia el final del año. Por un lado, según cifras del COES, sustentado en la mayor demanda de los hogares (4.8%), la demanda de electricidad creció 2.3% en diciembre, aunque es una desaceleración respecto del 4.2% registrado en noviembre. Por su parte, se contrajo la demanda eléctrica de empresas mineras (-5.1%) y otras vinculadas a la inversión (-16.5%), como cementeras y siderúrgicas, lo que anticipa una menor actividad en estos sectores.
En tanto, las expectativas empresariales sobre la economía a corto plazo se deterioraron ligeramente en diciembre y se situaron en un nivel neutro, luego de 6 meses en el tramo optimista. De manera similar, aunque las importaciones de bienes de capital crecieron 3.7% en términos reales, según datos preliminares, esto representa una desaceleración respecto de noviembre (11.9%). Estas cifras indican una moderación en el crecimiento de los sectores vinculados a la inversión privada, tales como la construcción y la manufactura no primaria, hacia el cierre del año.
Así, según estimaciones del IPE, la economía peruana crecería 3.2% en 2024. Para el 2025, se proyecta un crecimiento anual de 3.0%, impulsado por un mayor dinamismo en la inversión privada (3.6%) y una expansión de 3.1% en el consumo privado.