En un mundo cada vez más digitalizado, la seguridad cibernética se ha convertido en un asunto de vital importancia. El Perú no escapa a esta realidad, siendo víctima de un aumento constante de los ciberataques. De acuerdo con un estudio reciente, el Perú registró 5.000 millones de intentos de ciberataques en 2023, que si bien, es una cifra menor a la del 2022 (15,000 millones), no es sinónimo de una buena noticia.
Este panorama nos obliga a reflexionar: ¿Qué tan preparados estamos para enfrentar esta amenaza? ¿Estamos invirtiendo lo suficiente en seguridad cibernética?
Si bien es cierto que la banca, las instituciones financieras y las empresas del sector público han realizado importantes esfuerzos para protegerse de los ciberataques, aún hay mucho por hacer. Según un reciente estudio de la Asociación de Bancos del Perú (ASBANC), poco más del 27% de las empresas peruanas cuentan con un plan de seguridad cibernética integral, lo que evidencia una preocupante falta de preparación.
Las consecuencias de un ataque cibernético pueden ser devastadoras. Otro estudio también revela que el 56% de las empresas que fueron víctimas de un ataque de ransomware tuvieron que pagar un rescate, lo que genera un gran impacto económico y reputacional.
Además del impacto en las empresas, los ciberataques también representan una amenaza para la seguridad nacional. En el último año se han registrado ataques a instituciones públicas como el Ministerio de Educación y la Municipalidad de Lima, lo que pone de manifiesto la vulnerabilidad de nuestro sistema digital.
Es fundamental que se implementen políticas públicas que fomenten la inversión en seguridad cibernética y la educación en esta área. La creación de un Centro Nacional de Ciberseguridad, la actualización de la legislación en materia de ciberdelitos y el desarrollo de programas de capacitación para la población son algunas de las medidas que podrían impulsar un cambio positivo en el escenario actual.
Las empresas privadas, también tienen un rol fundamental que cumplir. Se debe invertir en sistemas de seguridad robustos, implementar medidas de control de acceso, brindar capacitación a nuestro personal sobre buenas prácticas de seguridad cibernética y estar preparados para responder ante cualquier tipo de ataque.
No podemos seguir siendo ajenos a la realidad de los ciberataques. La seguridad cibernética no es un lujo, sino una necesidad imperante. Solo con un esfuerzo conjunto, público y privado, podremos proteger nuestro espacio digital y garantizar la seguridad de nuestra información.