Los incendios forestales se convierten en una preocupación cada vez mayor en Perú, con un aumento significativo en su frecuencia e intensidad en los últimos años. Según datos del Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), el número de incendios forestales casi se duplicó entre 2019 y 2022, pasando de 664 a 1431 casos reportados. Esta tendencia amenaza la biodiversidad, la seguridad de las comunidades locales y la estabilidad de ecosistemas críticos.
El Ministerio del Ambiente (Minam) y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) manejan cifras propias, lo que revela la falta de un registro unificado. Según el Minam, en lo que va del 2024, se reportaron 2164 incendios. Las regiones más afectadas son Áncash (238), Huánuco (223), Ucayali (208), Cajamarca (205), Cusco (156) y Puno (154). En 2023 se registraron cerca de 7000 incendios forestales, según la misma fuente.
El combate contra el fuego
El 12 de agosto, se emitió la primera alerta de un incendio en el cerro San Cristóbal, en el Parque Nacional Huascarán (PNH), Áncash, la región con más incendios forestales reportados este año. La rápida acción de Julián Carrión, guardaparque y combatiente de incendios forestales, fue decisiva para controlar el fuego.
Oriundo de la comunidad Túpac Yupanqui, Julián conoce las montañas como la palma de su mano y ha escalado el Huascarán más de 50 veces. Su interés en ser combatiente de incendios forestales nació de la necesidad de proteger las áreas naturales protegidas. “Como guardaparque, uno tiene que saber de todo”, comenta a Inforegión. Su formación le brindó una profunda comprensión de la importancia de la conservación.
Ese 12 de agosto, mientras regresaba a Huaraz con su hijo, Julián avistó humo a la distancia. Sin dudarlo, contactó a su equipo y se dirigió al lugar del incendio. «Subí con un compañero, hice un anclaje y no dejé que el fuego avanzara», recuerda. Al día siguiente, las labores continuaron con el apoyo del Gobierno Regional, el Centro de Estudios de Alta Montaña y otros voluntarios hasta controlar las llamas.
Causas y vulnerabilidades
Henrique Nogueira, especialista de Programas Internacionales del Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS) señala que en otros países existen bases de datos o estadística oficial nacional que determina con exactitud las causas, origen o las motivaciones de los incendios forestales. Explica que, según datos del Serfor sobre “causas probables”, la principal es el uso inadecuado del fuego, a menudo relacionado con actividades agropecuarias o cambios en el uso del suelo. Aunque, también hay evidencias en la prensa de incendios forestales provocados por causas naturales.
Según Serfor, entre julio de 2017 y noviembre de 2020, la principal “causa probable” registrada fue la quema de residuos agrícolas (35.8%), aunque se desconoce la causa en el 51% de los casos. Otras causas identificadas incluyen la quema de pastos para atraer lluvias (6.2%), quema de pastos en temporales para habilitar áreas de cultivo (1.2%) e incluso incendios intencionales debido a conflictos (1.4%).
“Los ecosistemas más vulnerables son aquellos ubicados en la región de la selva tropical, donde, de una forma general, las especies no han evolucionado ni desarrollado mecanismos de adaptación, resistencia o resiliencia al fuego”, menciona Nogueira. El fuego por causas naturales es muy raro en el bosque tropical húmedo de la Amazonía, pero la deforestación y la fragmentación de los bosques, impulsadas por actividades humanas, están aumentando la susceptibilidad de estos ecosistemas al fuego.
Cambio climático y sus efectos
El cambio climático intensifica el aumento de incendios al aumentar la variabilidad en las temperaturas globales y nacionales, lo que agrava fenómenos extremos como sequías y olas de calor.Henrique resalta que anomalías climáticas asociadas con fenómenos como “El Niño” y “La Niña” pueden incrementar la frecuencia y severidad de las sequías en la región.
Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP), la temporada de incendios forestales alcanza su punto máximo entre agosto y noviembre. El impacto es grave, como en 2023, cuando un incendio en Ihuayllo, Apurímac, causó la muerte de cinco personas. El IGP señala que la problemática se agrava en períodos prolongados sin lluvias, como en 2005, 2010, 2016 y 2020, cuando los incendios aumentaron más del 400%.
Retos particulares en áreas naturales protegidas
El Sernanp desarrolló la “Estrategia de Gestión del Riesgo de Incendios Forestales” para el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas del Perú (Sinanpe), que aborda el problema de manera integral, enfocándose en la prevención y el fortalecimiento de capacidades. Este enfoque incluye el manejo integrado del fuego, el cual prioriza la prevención, reconoce el rol positivo del fuego en ciertos ecosistemas y valora su uso tradicional por comunidades indígenas.
Otra herramienta clave es la “Mochila de Prevención de Incendios Forestales”, creada en Perú con apoyo de Osinfor, Sernanp, USAID y el USFS. Esta metodología adapta la capacitación y sensibilización a las comunidades locales.
Gestión y prevención de incendios forestales
Dentro de los esfuerzos para combatir los incendios forestales se encuentra el apoyo técnico del Proyecto Fuego, que se desarrolla en Perú y otros tres países de la región. Este busca reforzar las capacidades de los bomberos y combatientes de incendios forestales de diversas instituciones, con el apoyo de USAID y el USFS. Ofrece formación con estándares globales que unifica el lenguaje operacional y el sistema de comando, facilitando la colaboración entre bomberos de diversas instituciones y países.
Asimismo, gracias al Proyecto Fuego, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi) mejoró su información sobre el pronóstico de peligro de incendios forestales. Esta herramienta, que representa un avance importante para el país, permite prever el riesgo para la ocurrencia de incendios con días de anticipación, evaluando variables atmosféricas para determinar condiciones de peligro (baja, media, alta o extrema).
Este año, con el inicio de la temporada de incendios, el sistema actualizado está siendo utilizado por primera vez entre las instituciones que coordinan y difunden la información en el territorio. Además, se están probando sistemas locales adaptados culturalmente para alertar a la población de Ollantaytambo, Cusco, sobre condiciones que podrían desencadenar incendios, en coordinación con la Municipalidad Distrital, la ONG Valle Sagrado Verde y el Senamhi, con el objetivo de fortalecer la prevención y respuesta a nivel nacional.
Karin Kancha, coordinadora regional del Centro de Estudios y Prevención de Desastres (Predes), subraya la urgencia de establecer estrategias nacionales para prevenir y reducir incendios forestales en Perú, integrando a entidades como el Ministerio de Agricultura, el Minam, Cenepred, Indeci y la Secretaría de Gestión de Riesgos de la PCM. Destaca la importancia de una coordinación efectiva entre estas instituciones.
Además, sugiere revisar la Ley Forestal para incorporar prácticas internacionales como la quema controlada, que ayuda a prevenir la acumulación de material orgánico inflamable y promueve un manejo integrado del fuego.
Un aspecto crítico es la falta de un plan nacional actualizado. El Plan de Prevención y Reducción de Riesgos de Incendios Forestales del Serfor, vigente de 2019 a 2022, aún no ha sido renovado. Esta ausencia deja un vacío en la estrategia nacional, destacando la necesidad urgente de actualizar y fortalecer la respuesta y prevención de incendios forestales.
Hacia un futuro más resiliente
Nogueira destaca que uno de los principales desafíos para mejorar la gestión de estos eventos en Perú es fortalecer las capacidades de gobernanza y crear un marco nacional adecuado para la gestión integrada del fuego. Sugiere tomar como referencia lineamientos y lecciones aprendidas de instituciones internacionales como el PNUMA, FAO, NWCG o el USFS, para desarrollar una política nacional similar a la de Brasil y Ecuador, que permita una coordinación efectiva entre todos los niveles de gobierno y actores relevantes.
Además, subraya la necesidad de mejorar el conocimiento y la gestión de la información relacionada con los incendios. Esto implica fortalecer la investigación multidisciplinaria e integrar el conocimiento científico y tradicional en la planificación estratégica, optimizando la capacidad para prever y manejar los riesgos de manera más eficaz. También enfatiza la importancia de desarrollar una cultura de prevención en la sociedad y de involucrar a las comunidades organizadas en la gestión del riesgo y el manejo sostenible del fuego.
Finalmente, el especialista señala que, aunque la prevención debe ser prioritaria, Perú debe estar preparado para responder eficazmente a los incendios forestales. Esto significa seguir apostando por mejorar la planificación estratégica, los sistemas de pronóstico, y las capacidades operativas. También es crucial fortalecer las capacidades de estabilización y restauración en áreas quemadas para mitigar daños y prevenir nuevos riesgos.