En las entrevistas a los arquitectos que está haciendo CARETAS en torno a las intervenciones al Edificio de la Municipalidad de Miraflores, el arquitecto Pier Baracco da sus observaciones a un proyecto que se inició de manera improvisada con Luis Molina y que Carlos Canales pretende mantener sin un serio estudio previo.
Es necesario señalar que el Ministerio de Cultura es en gran medida responsable de estos desatinos por no haber supervisado los cambios ni haberlos aprobado debidamente. Defensa Civil tampoco se ha manifestado.
No se trata de impedir que este edificio histórico de Luis Miró Quesada Garland sea un espléndido centro de arte, lo que se pretende es que se haga bien, con arquitectos especializados -que los tenemos- y sobre todo con respeto a la cultura y a todos los que se acercan allí hoy tanto para hacer trámites burocráticos como a ver arte. Dos tareas incompatibles que se dan simultáneamente en el mismo espacio.
Pier Baracco es un respetable arquitecto y en el área de restauración ha trabajado en proyectos memorables como la primera etapa de la Casa Harth Terré posteriormente destinada a la Escuela Corriente Alterna en la Avenida de la Aviación en Miraflores. Tiene su estudio CNTRL Arquitectura S.A.C. y se desempeña además como Jefe de Práctica en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Lima.
“He estado en el espacio en un par de exposiciones anteriores. El espacio está ciertamente desarticulado y nunca entendí cuál era la necesidad de un espacio de mayor tamaño. El proyecto que hizo David Mutal servía perfectamente para la escala de exposiciones que realizaba la municipalidad, con temáticas puntuales en un espacio controlado. Lo que ahora se ve es mucho espacio redundante, que atraviesa flujos de ingreso, y que requieren de una producción extensa para generar una experiencia o narrativa con algún sentido.
He estado yendo frecuentemente a ese edificio por trámites de mis proyectos y desde que movieron la atención al público a la biblioteca se ha desarticulado lo que deberían ser trámites simples porque la oficina de obras privadas sigue en el palacio municipal pero el pago se derechos se hace en la biblioteca y hay que ir y volver con el voucher para que uno pueda seguir con los trámites relacionados con alguna obra.
El cierre del ingreso principal por la esquina que da al parque para el uso exclusivo de las oficinas de la alcaldía termina de malograr el principal atractivo del edificio y su relación con los vecinos, que siempre tuvieron en ese ingreso, y así fue la intención del Arq. Miró Quesada, de darle al vecino un sentido de pertenencia, que ahora se lee como un feudo personal del alcalde”.