MADRID, 16 Feb. (EUROPA PRESS) –
Una sesión en la reunión anual de la American Association for the Advancement of Science (AAAS) ha recogido opiniones de varios expertos sobre cómo enfocar la exploración espacial presente.
Tal y como pusieron de manifiesto, en la última década, la humanidad ha visto el nacimiento y la expansión de un sector espacial comercial con nuevos actores privados, que abordan desafíos tecnológicos, desde el lanzamiento espacial hasta las comunicaciones y las imágenes satelitales de la Tierra.
El año pasado, la industria espacial mundial se disparó al lanzar más de 2.660 satélites a la órbita y, al universo, sondas interplanetarias, módulos de aterrizaje y mucho más. En Estados Unidos, SpaceX fue responsable de casi el 90% de estos lanzamientos.
Paralelamente a esta progresión está la expansión de más de 70 países que demuestran capacidades espaciales. De esta forma, el consenso y entendimiento general de que la humanidad seguirá dependiendo de las actividades espaciales para mejorar la experiencia humana.
Estos desarrollos crean un panorama novedoso de competencia y colaboración para los científicos, ofreciendo desafíos y oportunidades.
A este respecto, Thomas Zurbuchen, quien dirigió 54 misiones como administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA con más años de servicio, reflexionó sobre el valor de las asociaciones como herramienta de liderazgo.
Utilizó ejemplos de misiones internacionales recientes, como Mars InSight, para analizar cómo la diversidad crea oportunidades para que surjan ideas nuevas y diferentes, incluso si algunas ideas plantean un elemento de riesgo. También abordó algunos de los desafíos que surgen de las asociaciones.
Por ejemplo, algunas empresas y países prefieren no compartir sus datos científicos recopilados en el espacio, lo que dificulta la reproducibilidad del análisis científico.
Por su parte, David Malaspina, físico del plasma espacial de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) describió las colaboraciones académicas internacionales como motores vitales de descubrimiento y atribuye al lenguaje de la ciencia el fomento de una sensación de asombro y asombro por el universo que trasciende las culturas. “En la ciencia y en los plasmas, la física más interesante ocurre en los límites”, afirmó.
Actualmente, Malaspina es miembro de un equipo que utiliza datos de la misión Parker Solar Probe para explorar Venus, buscando comprender la importancia de un campo magnético planetario para la habitabilidad de planetas similares a la Tierra.
También intervino en esta sesión Michelle Hanlon, abogada espacial y directora ejecutiva del Centro de Derecho Aéreo y Espacial de la Facultad de Derecho de la Universidad de Mississippi (Estados Unidos).
La misma explicó por qué proteger los sitios históricos en la Luna y en otros lugares del espacio no sólo preserva el pasado, sino que también proporciona una base vital para el futuro.
Hanlon explora las lagunas en el derecho espacial y, en particular, se preguntó: “¿Cuáles son las diferentes obligaciones que el derecho espacial impone a las actividades científicas y comerciales, así como a los actores gubernamentales y privados?”.
A su juicio, el derecho, la ética, las políticas y los tratados espaciales adquirirán una prioridad estratégica cada vez mayor a medida que las naciones busquen evitar posibles conflictos.