Defensores de derechos. Esa es la mejor descripción del Sindicato de Trabajadores de la Defensoría del Pueblo y de su secretaria general, Magali González, despedida arbitrariamente por Josué Gutiérrez el 19 de diciembre.
El sindicato, que cumplirá 20 años el 2024, ha tenido y tiene aún que lidiar con las dificultades que ocasionan el defender con convicción la línea institucional y ser una voz crítica de las gestiones que van contra ella.
La abogada ingresó a la Defensoría del Pueblo en 1998 y trabajó hasta el 2012, para volver en el 2021 e integrar la Junta Directiva del gremio desde noviembre del 2022. Su motivación para “volver a casa” fue precisamente, defender los valores que caracterizan a la institución.
El golpe es una represalia a la posición crítica del gremio de 404 afiliados, de poco más de 700 funcionarios en total, que inició con su cuestionada elección por un Congreso que cierra el año con 91%, en la que se alió el fujimorismo con Perú Libre, que impulsaba la elección de Gutiérrez, un cercano colaborador de Vladimir Cerrón.
Magali González dijo a esta revista que solo tiene palabras de agradecimiento para los afiliados al sindicato y los invocó a trabajar con la misma fe, valentía y convicción, porque el trabajo que realizan tiene un sentido y un propósito; la defensa de los derechos.