La risueña abuelita Lola cuenta que hace tres años la pandemia afectó mucho a su familia. Los ingresos económicos eran una preocupación en casa, a esta difícil situación se sumó el accidente automovilístico que sufrió su hijo Roger, sin embargo, un día buscando leña por las laderas de los cerros de Lunahuaná encontró un panel de abejas. Con visión emprendedora, Lola vio una manera de hacer de esto, un negocio.
Roger, el último de sus 6 hijos, apoyó el ímpetu de emprendimiento de su madre, quien no dudó en invertir sus ahorros en la compra de la colmena de madera y de la cera que sirve para que las abejas hagan su panal. El extractor de miel, envases y estantes, que sirvieron para culminar de armar el pequeño negocio de “La abuela Lola” fueron costeados por Roger.
“Les invito a probar las mieles de “La abuela Lola”, que obtenemos al llevar a las abejas obreras a las distintas floraciones de las frutas en Lunahuaná”, menciona vigorosa doña Lola.
Roger, quien es profesor de matemáticas, dejó de trabajar por las secuelas del accidente vehicular que afectó su columna, pero supo acoger la idea de hacer negocio con su madre. Entonces, estudió cursos de apicultura con el objetivo de conocer sobre crianza de abejas y el proceso para la obtención de miel natural; también aprendió a obtener variedades de miel extraídas de la palta, níspero, pitahaya, lima-limón, eucalipto, maracuyá, manzana; además se capacitó en la elaboración de jabón de sábila y miel.
“Agradezco a Dios porque me conserva con salud y con esto le estamos dando calidad de vida, este es el fruto de trabajo de tres años “, añade el hijo de Lola, quien emocionado valora el esfuerzo de su aguerrida madre que no se rindió ante la adversidad.
Hay tiempos buenos y malos, y eso lo sabe Lola, quien manifiesta que el negocio anda bajo este 2023. Si pasan por Lunahuaná, ella los atenderá en su vivienda ubicada en la carretera Cañete-Yauyos para endulzar su paladar de purita miel.