Terminar un año usualmente es motivo de celebración. Hay algo para festejar. Este 2023, sin embargo, cuando menos en nuestra región –Perú, Chile, Argentina– el fenómeno es exactamente el contrario. Una frase, concebida con la típica gracia popular que nos caracteriza, lo representa: ¡¡que se jodan todos¡¡
Como se recordará, Chile decidió darse una nueva Constitución. El proceso ha durado cuatro años y se ha frustrado. Después del famoso estallido social de octubre de 2019, se buscó sustituir la Constitución preparada por Pinochet y cuatro Generales. Para ello, eligieron una Asamblea Constituyente que tuvo una amplia representación de la izquierda. Se pretendió una nueva Carta moderna, que recogiese todos los derechos posibles. El resultado fue contundente: más del 60% rechazó el proyecto constitucional. La gente, mayoritaria y categóricamente, dijo no al intento de la izquierda de convertir a Chile en una suerte de paladín mundial de los nuevos derechos ciudadanos.
El segundo proceso constituyente acaba de concluir, también con un sonoro rechazo popular. Más del 55% de los chilenos ha desaprobado la propuesta de Constitución, ahora preparada por la derecha, la cual logró una abrumadora mayoría en la nueva Asamblea. Esta vez, sin embargo, con una característica adicional: una Comisión de Expertos, para facilitar el trabajo, preparó un anteproyecto de Constitución, que fue aprobado por la unanimidad de sus miembros, desde los comunistas hasta los de extrema derecha. Los constituyentes elegidos se encargaron de desfigurarlo y de pretender hacer de Chile cuna del liberalismo a ultranza. La respuesta fue, nuevamente, el rechazo contundente. Se ha dicho, con razón, que Chile ha recogido el cansancio ciudadano con los políticos: en vez de ¡¡que se vayan todos¡¡, ¡¡que se jodan todos¡¡
El Perú es el caso más sorprendente. Resulta que la Fiscalía de la Nación, responsable de la vigencia de la legalidad en el país y encargada de perseguir el delito, acaba ser acusada de ser una organización criminal. Nada menos. Se le imputa a la propia Fiscal de la Nación liderar un grupo de delincuentes destinado a canjear votos de congresistas por iniciativas suyas, a cambio de archivarles sus procesos criminales. Dicho de otra manera, la Fiscal de la Nación tenía interés para que varias propuestas suyas se aprobasen en el Congreso. Para ello, identificó a algunos congresistas con acusaciones penales en curso, a quienes solicitó su voto a favor a cambio de archivarles sus casos delictivos. La envergadura de la acusación es de tal magnitud que no se conocen todos los detalles y mucho menos las consecuencias de este mega escándalo, todavía inclasificable.
Por último, hay que referirse el caso argentino. Javier Milei acaba de asumir la presidencia. Las primeras medidas adoptadas, todas destinadas a una especie de refundación nacional, apuntan a considerar que efectivamente Milei va a hacer realidad su promesa de campaña: Argentina no volverá a ser la misma. No está claro qué, pero sí que será otra.
El año 2023, entonces, merece resumirse, después de lo que ha sucedido en nuestra región, con un genuino grito: ¡¡que se jodan todos!!
*Abogado y fundador del original Foro Democrático