Petroperú sigue a la deriva. Tras la salida de Hugo Chávez Arévalo de la gerencia general de la empresa estatal, el funcionario que lo ha reemplazado, Jesús Fernando de la Torre Tejada, tampoco exhibe buenos antecedentes personales. Veamos: ha sido un peligro al volante por las calles de Lima debido a su larga lista de infracciones de tránsito que cometió entre 2001 y 2012.
Según el Servicio de Administración Tributaria de Lima (SAT), cometió ocho faltas graves y dos muy graves.
En 2001, el nuevo gerente general de Petroperú giró su auto con placa TO6-198 estando con el semáforo en rojo y la flecha verde sin respetar el pase peatonal (B10). Por esta acción recibió una multa de S/ 150. En 2003 y 2004 De la Torre condujo un vehículo, cuya placa era PGP-563, con características modificadas que atentaban contra los usuarios (C20) y con el celular en la mano (C19). Por ambas infracciones fue sancionado con S/ 160.
En 2005, el flamante gerente de Petroperú no respetó las señales que rigen el tránsito (B9), llevó en la parte delantera o posterior luces o dispositivos reflectantes no previstos en los reglamentos vigentes (C22) y conducía sin contar con la autorización para lunas o vidrios polarizados (C14). Por la primera fue sancionado con S/ 330 y las restantes con S/ 165.

Por su parte, en 2008, De la Torre condujo en estado de ebriedad (C011a), no presentó su tarjeta de identificación vehicular, tampoco licencia de conducir o documento de identidad (F5) y se estacionó de manera ilegal sobre una acera y/o rampa para minusválidos (E4). Por todas las faltas pagó S/ 280. Si esta falta la hubiera cometido hoy, no sería una infracción a las normas de tránsito sino un delito flagrante.
Finalmente, el reemplazo de Hugo Chávez volvió a conducir su vehículo con placa AQ9-080 sin que ambas manos estén sobre el volante de dirección (G-18) en 2012. Por ello, recibió una sanción de S/ 292.
Tal parece que el gobierno de Pedro Castillo no hace una investigación mínima a la hoja de vida de los funcionarios que nombra. El rosario de faltas, denuncias y, en no pocos casos, evidentes conflictos de intereses, saltan de inmediato después de que el periodismo de investigación los ausculta, estando estos personajes ya nombrados por el mandatario.