Carlos Troncoso fotografía aquello que la mirada común del automovilista, del pasajero, del peatón, no capta. Edificaciones escondidas por su insignificancia, su fealdad, su condición de inconclusas o por haber sido tocadas por el absurdo de un eclecticismo arquitectónico que anota altas cotas. Fotos sin personas, donde la identidad la ponen el estilo, el volumen, el color.
El fotógrafo ciclista lleva publicados dos libros: Turismo de aventura Volumen 1 y 2. Los títulos aluden al ciclismo como provocador de los hallazgos pero también a lo que de aventura intelectual tiene entender la evolución (o lo contrario) de la fisonomía urbana de Lima.
Ciclismo, trekking, rápel. El deporte de aventura quizás lleve al habitante a detenerse en construcciones que a la manera de los cuentos de Julio Ramón Ribeyro, lo confronten con su propio sinsentido.
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