Hablar de Uriel García Cáceres es referirnos a uno de los protagonistas legendarios de la historia política peruana. El investigador científico, médico y político recibe a CARETAS en su casa, dispuesto a conversar de todo; y claro, también de la conducta en los últimos días de la actual bancada congresal de Acción Popular, el partido político que corre por sus venas.
-A la fecha, ¿cómo es su relación con Acción Popular?
No soy parte de la dirigencia de Acción Popular. Hace tiempo que no concurro al partido. Más bien, mi militancia está actualizada por mí mismo, porque pertenezco a la generación fundacional de Acción Popular desde que Fernando Belaúnde Terry hizo un llamado al pueblo para denunciar el fraude cuando Manuel Prado fue electo presidente mediante una alianza apraodrista a finales del 50. Yo acababa de regresar de vivir en Estados Unidos y me sorprendió muchísimo el mensaje de Belaúnde, fui a buscarlo y al poco tiempo se fundó Acción Popular. No dudé en escribirme en el partido.
-¿Cuáles fueron los principios del partido con los que se sintió identificado?
El primer principio, y de acuerdo con la doctrina que mi padre, José Uriel García, me enseñó en su obra fundamental El nuevo indio, es que Acción Popular estaba dirigido a ese Perú profundo, a esa gran masa que ninguno de los partidos de extrema izquierda y extrema derecha o la intermedia se habían ocupado.
-¿Y cuáles eran las agendas de esos partidos?
Todos los izquierdistas pensaban en los obreros, los trabajadores, en mejorar sus niveles de vida, y los de derecha solo se abocaban a propiciar más empresas, pero nadie prestaba atención a los peruanos del interior, a los indígenas del Perú profundo.

-¿Y Belaúnde?
Belaúnde rescató la manera de vivir del ayllu, de la cooperación popular que es hasta ahora una manera de vivir de los indígenas. Esto fue lo que me sedujo de Acción Popular.
-Una de las características de la historia de Acción Popular es su tensa relación con los militares
Sin duda. Desafortunadamente, en la época en que se fundó Acción Popular y que Belaúnde estuvo en la palestra política, los militares tenían una fuerte presencia en la vida política del país. En ese entonces, el famoso general Douglas MacArthur postuló que los militares no solo debían aprender las tácticas guerreras, sino que además tenían que incursionar en la política para que cuando se ocupe un país ellos puedan tomar el mando del gobierno y aplicar su doctrina. Muchos militares, entre ellos el general Juan Velasco Alvarado, se empararon en esa doctrina.
-Era como abrir la cancha para que puedan participar de la política
De esa manera, los militares peruanos creían que debían entrar a la política. En lugar de ocupar alguna potencia extranjera, se ocuparon de nosotros. Ese gobierno fue una ocupación del Perú por sus propias Fuerzas Armadas, de tal manera que el Comandante General de las Fuerzas Armadas era el Presidente de la República y los ministerios estaban repartidos de una manera proporcional. Fue una ocupación militar de triste recordación.
-En ese sentido, ¿no le parece irónico lo del Presidente del Congreso llamando a las Fuerzas Armadas?
No solo me parece irónico, también ridículo y punible. Felizmente, las Fuerzas Armadas no cayeron en ese juego. Debo alabar a las Fuerzas Armadas por su respuesta negativa. Han evolucionado tremendamente, ahora ellos ya conocen bien su rol dentro del Estado. Debo felicitar la respuesta que han dado a los que han tratado de volver al pasado triste.
-Por lo que dice, lo de Manuel Merino está a años luz de los principios del partido.
Los últimos movimientos del presidente del Congreso, y ojalá sea una mentira periodística, en los que habría formado un gabinete en la sombra porque ya se sentía presidente del país, no se ajustan para nada a los valores de Fernando Belaúnde Terry.

-¿Y qué impresión tiene de la bancada de Acción Popular en estos últimos días?
Acción Popular es el partido de la decencia y lo que han hecho los congresistas del partido es una indecencia. Esto no está en la manera de ser de nuestro partido. Es indecente. Están lejos de los principios de Fernando Belaúnde Terry. Ganar prebendas no está en la doctrina de Acción Popular. En su momento, Belaúnde supo deshacerse de este tipo de gente.
-Se le nota incómodo cuando habla de este tema
Acción popular, fundado por Fernando Belaunde Terry, enseñó que la decencia, la manera de comportarse civilizadamente y con respeto, siguiendo las reglas de ética y de moral, debe ser el sendero de sus seguidores y más de sus representantes en el parlamento. Me extrañan las diversas acciones de la bancada de Acción Popular para ganar una serie de posiciones que no se ajustan a los valores que reflejaba el maestro Belaúnde.
-¿Qué le falta a Acción Popular?
A Acción Popular le falta un liderazgo sólido. A Acción Popular le falta repasar y rescatar la doctrina del partido. Este es el partido de todos aquellos que no tienen absolutamente nada. El único partido peruano que se preocupó por los que menos tienen es Acción Popular, que se interesó principalmente por los hombres y mujeres del interior. Acción Popular usó las viejas prácticas de la cooperación indígena. Por eso, Belaúnde creo el Sistema Nacional de Cooperación Popular cuyos principios eran indígenas. Corea del Sur mandó una delegación para estudiar este sistema de la cooperación popular y señalaron que uno de los factores para el desarrollo socioeconómico de su país es la cooperación popular. Eso se ha olvidado.
-¿Y qué es lo que daña al partido? ¿Qué sucede, por ejemplo, con sus candidatos a la presidencia?
Las ambiciones personales han sido bastante mal recibidas por el propio Belaunde. Me acuerdo, con respeto, de mi amigo Raúl Diez Canseco, que postuló a unas elecciones convocadas por Fujimori, las cuales iban a ser escandalosamente fraudulentas. Yo pertenecía al Comité Político de Acción Popular y acordamos no presentar ninguna candidatura. Desafortunadamente, Raúl presentó su candidatura y yo presenté mi renuncia al partido. Belaúnde me llamó y me dijo: “Uriel, esta renuncia la he puesto en mi bolsillo y jamás la voy a tramitar”. Por la amistad y la admiración que he tenido por él y por la idea social y filosófica de la obra de mi padre, El nuevo indio, es que soy un convencido de la esencia de Acción Popular.

-Es también una autoridad médica, reconocido en Perú y en el extranjero. ¿Cómo ve el sistema de salud en el país?
Si un peruano de cualquier condición social se siente enfermo, se dirige al hospital. Ese es el gran error. Por ejemplo, Bustamante y Rivero creó un gran sistema de salud poco antes de que saliera del gobierno. Era un impuesto del 3 por ciento de todos los sueldos que se pagaban en el país, tanto del sector público como del sector privado. Era una enorme cantidad de dinero. Sin embargo, en lugar de comenzar por hacer pequeños consultorios, centros de salud y después grandes hospitales, se hizo al revés.
Se comenzó primero por los grandes hospitales en todas las capitales de los departamentos. Jamás se ha visto una cosa tan extraordinaria de poder construir tantos hospitales gigantescos, es decir, se hizo una reforma de la salud al revés. Entonces, qué pasa con esta epidemia. Los hospitales se ven atiborrados, porque la gente apenas siente un malestar va al hospital y se topa con las emergencias de los hospitales, que ya estaban sobresaturadas. Entonces, vino esta pandemia, que terminó colapsando todo nuestro sistema de salud. No existe esa pirámide de niveles de atención tal y como ocurre en otras partes.
-¿Y cómo combatir la pandemia? No hay que olvidar que Ud. combatió el cólera en el segundo gobierno de Belaúnde con un método al que llamaron “La bolsita salvadora”.
Eran sales de hidratación para curar la deshidratación, en especial en los niños. Ahora, la única atención primaria de salud es el uso de la mascarilla y el distanciamiento social. Falta una política de seguimiento de los casos para cercar los focos epidémicos. Por ejemplo, hace muchos años se logró erradicar la viruela del mundo, se focalizaron los casos y se vacunó a todos. El último caso fue el de un cocinero en África en los setenta y a partir de ello se declaró al mundo libre de la viruela.
-Hay que concentrarse en los infectados.
Así es. Hay que tener una hoja de ruta de los infectados. Esto no es imposible de llevar a cabo. Se puede convocar a los estudiantes de medicina, a los que se les tiene que pagar, para que entrevisten a los infectados y así se establezca por cada uno la respectiva red de contagio. Esto se hace en otros países y tiene el nombre de Atención Primara de la Salud. Esto es lo que se tiene que hacer.

-¿Qué es lo que está haciendo últimamente?
Acabo de escribir un libro sobre Daniel Alcides Carrión. Leo mucho y escribo también artículos para la revista de la Academia Nacional de Medicina. Para mis conferencias me he vuelto un maestro del Power Point.
-Lo veo bien de salud
Tomo mis vitamínicos, duermo bien, y tomo también una pastillita para descansar mejor. Tengo una alergia crónica que me ha convertido en un viejo mocoso a estas alturas.
-Hoy en día, los jóvenes no están interesados en la política. ¿Qué les diría?
Lo que deben hacer es tomar el poder de los partidos. Es el colmo que los jóvenes no quieran saber de la política cuando ellos son los que deberían estar guiando a los partidos y extinguir las trapacerías con sus almas impolutas. Repito: los jóvenes tienen que hacer política y tomar los partidos.
-¿Qué piensa de Martín Vizcarra?
Muestra una debilidad, una falta de concordancia con las verdaderas necesidades del pueblo peruano, que no están viviendo una justicia social profunda en medio de esta tragedia.