El sector de seguridad e inteligencia es una piedra en el zapato del Gobierno. A pesar de las críticas, el ministro de Defensa Walter Ayala se quedó en el Gabinete. La designación como ministro del Interior de Luis Barranzuela, estrechamente vinculado a los radicales de Perú Libre, ha hecho tronar las alarmas. Su respuesta, en Cuarto Poder, sobre la hoja de coca como el principal insumo de la Coca Cola dice mucho sobre sus capacidades (cuestionadas aún más en estas últimas horas a causa de la fiesta que habría hecho en su casa por el Día de la Canción Criolla, hecho que podría ser determinante este jueves 4 cuando en el Congreso cuando se debata el voto de confianza al Gabinete Ministerial liderado por Mirtha Vásquez, que por su parte ha indicado que verá la situación de Barranzuela este martes con el presidente Castillo).
El sueño de industrializar este insumo siempre termina como tapadera del negocio ilegal del narcotráfico, cuyo vigor se expresa en el salto de hectáreas del 2019 al 2020: de 54 mil a 72 mil. Le pisamos los talones a Colombia como productores de cocaína.

Menos atención recibe ahora la designación del mayor (r) de la Policía José Luis Fernández Latorre como nuevo jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI). Las recomendaciones de Vladimir Cerrón y la vicepresidenta Dina Boluarte influyeron en las comisiones de transferencia de Defensa e Interior, pero ni siquiera se conformó una para el sector Inteligencia. Por resolución suprema del 3 de setiembre, se resolvió concluir la encargatura de Hugo Cornejo y designar a Fernández Latorre, que solicitó su pase al retiro de la Policía en diciembre de 2020.
Si bien fue comisario en Tacabamba, Chota, cuna del presidente Pedro Castillo, para la designación de Fernández fue clave la recomendación y propuesta del secretario general de Perú Libre para Lima, Richard Rojas García, pivote de la campaña presidencial de Castillo y hombre de confianza de Cerrón. El mismo que no fue aceptado como embajador en Panamá e, insólitamente, antes de serlo en Venezuela tendrá que cumplir el impedimento de salida del país por parte del Ministerio Público, en el marco del caso Los Dinámicos del Centro.
El nombre de Fernández Latorre ya había aparecido en la comisión de transferencia de Interior, como también el del coronel (r) Abel Tarazona Melitón, que la jefaturó y hoy también trabaja en la DINI. El jefe de la comisión de Defensa, el almirante AP (r) Luis Peralta Guzmán, también se incorporó a la DINI.

Debido a las sanciones registradas en su hoja de vida, Fernández fue cuestionado por la prensa y salió a responder las imputaciones, lo que es muy atípico para el puesto. Un constitucionalista señaló que su defensa mediática debió correr a cargo del PCM y no debió exponerse (la DINI está adscrita funcionalmente a la PCM). Hubo coordinación directa con el mandatario al respecto. Rondó el fantasma de un jefe de inteligencia, ya fallecido, que duró escasas 24 horas en el cargo luego de un cargamontón periodístico similar, en el año 2004, pero esta vez no se repitió la historia.
La DINI lleva a cuestas una mochila muy pesada, tras la caída del SIN en el año 2000, y su desactivación el 2001, la inteligencia peruana ostenta la plusmarca internacional de haber tenido 17 jefaturas de muy distinto perfil y pelaje, una inestabilidad normativa cuya expresión son tres leyes (2001, 2006 y 2012), la última ya parchada en dos oportunidades.

Las razzias y pugnas de personal saliente con entrante también son constantes en el organismo desde el 2001. Fernández despidió a los principales puestos de confianza y dirección de la DINI (entre ellos a los Directores de Inteligencia y Contrainteligencia, Enlace, Seguridad Digital y Gabinete de Asesores) en su mayoría provenientes de la FAP y el ejército a quienes atribuye las campañas realizadas en su contra, pero especialmente su supuesta cercanía a sectores políticos enemigos de Perú Libre y Pedro Castillo, entre ellos al fujimorismo. “Trabaja con mucha desconfianza y recelo para con el personal heredado de anteriores administraciones” (Sagasti, Vizcarra, PPK, Ollanta Humala), nos señaló una fuente al interior de la DINI, cercana a la nueva administración. En las purgas recientes se incluyó a personal con alrededor de 10 años de servicios.
Por el momento hay predominancia de policías en retiro y de oficiales de la Marina de Guerra (almirantes Javier Sotomayor, Luis Peralta y Luis Adawi). Un polémico personaje está al frente del gabinete de asesores: el general de brigada EP (r) Gustavo Bobbio Rosas, conocido por su altisonancia declarativa, cercanía al antaurismo y escasa simpatía al interior del ejército.
No todos los recientemente incorporados cuadros pertenecen al círculo de confianza de Fernández, pues este tampoco ejerce un mando y control total, lo que se entiende en un Gobierno caracterizado por parcelas, panacas y caciques, en permanente competencia y conflicto, particularmente en las cuotas para acceder a puestos públicos. Mientras tanto, en estos días Fernández se estrena a nivel internacional en un conclave de inteligencia entre España y Portugal.