Hay una disputa por el liderazgo en las próximas protestas contra el gobierno de Dina Boluarte. Se han constituido dos organizaciones que se arrogan la representación de las “fuerzas vivas” que se manifestarán en la segunda toma de Lima.
Por un lado está el Comité Nacional de Lucha de las Regiones liderada por un ayacuchano llamado Alberto Yucra, un excéntrico personaje que se presenta con cascos y toneles en cada conferencia de prensa.

En una de estas, Yucra ha dicho que “como Dina Boluarte le ha pedido a los Estados Unidos que intervengan al Perú, ellos (en nombre de su organización) pedirá que Putin o Corea del Norte vengan a defender a las fuerzas progresistas”. No es ninguna broma. Un asesor de estos parece ser el periodista de izquierda y peruano en el exterior Isaac Bigio. Hay otro personaje excéntrico y conocido antiminero: Pablo Salas Charca, eterno candidato, amigo de Pedro Castillo, visitante de Palacio en los tiempos de los chotanos.

La otra organización se llama Comité Nacional Unificado de Lucha del Perú o Conulp, activos en redes sociales, se formaron al calor de los primeros días de febrero. Uno de sus voceros primarios es Diego Motta, un abogado y exasesor de ministerios, asociado a movimientos de corte guevarista. Otros dirían que al MRTA. Es más, en algunas investigaciones periodísticas se le refiere como “subversivo”.

Las diferencias entre estas dos organizaciones podrían ser mortales para el objetivo, aparentemente común, que es la salida de Dina Boluarte. Digo podrían —en condicional— porque si algo tiene la izquierda no son diversas almas sino facciones que se disputan por todo y por nada.
Yucra del Comité Nacional de Lucha no se ha guardado nada. Sostiene que la dirigencia “limeña” de la CGTP ha traicionado la lucha contra Dina y el Congreso. Del otro lado no hay respuesta. Yucra subraya y precisa un detalle: ellos, es decir, su organización, lo integran los líderes verdaderos de las regiones. Con eso queda por sentado que los de al frente —la Conulp— son los limeños. En todo este asunto entre Lima versus las regiones, la izquierda tampoco podía escaparse. Allí, todo indica la contradicción principal en el liderazgo parece ser entre Lima versus las regiones.
Conulp por su parte parece tener una organización más vigorosa. Activo en redes sociales ha convocado a diversas coordinadoras de “las Limas”. Asimismo, en una de sus publicaciones señala que la Cunarp que no es otra cosa que la Central Única de Rondas Campesinas del Perú, está con ellos. Tener a los ronderos de su lado les asegura la verdadera toma de Lima.
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No se han podido poner de acuerdo ni siquiera en el día. Para Yucra y compañía la fecha inicial empezaría el 06 de marzo. Para los del Conulp sería el 02 de marzo. Ambos dicen tener representantes en Puno, la región cuya minoría convulsa y rebelde quiere continuar los paros a pesar del declive económico y los gastos que ello representa para la economía regional. En Juliaca, ya hay una mayoría cada vez menos silenciosa a favor de la reactivación y el cese de bloqueos y paros.
Ambos, Conulp como el Comité de Lucha tienen estrategia diferentes, son abismalmente distintas. Conulp no quiere elecciones inmediatas porque ve en ellas una pérdida de tiempo que beneficiaría a la reacción; el Comité de Lucha ve el adelanto de elecciones como vía alternativa para la salida a la crisis. Ambos hablan de la Asamblea Constituyente, no se sabe para cuándo ni cómo.
Lo que parece ser tan cierto como el tamaño de una catedral es que la segunda toma de Lima se ideologiza a la izquierda cada vez, perdiendo con ello capacidad de construir un frente con otros sectores de la sociedad. Es decir, la segunda toma de Lima parece ser más un esfuerzo por acomodar a como dé lugar las condiciones objetivas para una revolución que en apariencia no llegará.